Críticas de cine
A diente de perro: un debut salvaje
La ópera prima de Jose Luís Estañ llega a los cines el 1 de julio
De la mano de la productora de Caballo Films (Antidisturbios) y a traves de la distribuidora Begin Again films, el 1 de julio podremos disfrutar la ópera prima de Jose Luís Estañ, A diente de perro. Una obra llena de rabia que lanza pistas sobre el futuro prometedor de su director. Te contamos lo que nos ha parecido.
Tráiler y sinopsis
Tras una atípica jornada laboral como mozo de almacén, Darío Manzano, un treinteañero en crisis y sin rumbo, se ve inmerso en una trama que hará que cambie radicalmente su vida y la de su familia.
Crítica de A Diente de perro
A diente de perro nos mete por completo en la caótica vida de Darío Manzano, un adicto que trabaja de noche como mozo de almacén, cuyos ingresos proceden del trafico de drogas. Su vida es un bucle agotador de sufrimiento, donde resulta imposible localizar el origen de ese mal.
Sin frenos
Una espiral de odio y malas elecciones convierten su percepción del mundo en una carretera infinita sin salida, con los ojos de un perro rabioso encadenado. Sus arrolladores primeros minutos, salvajes y llenos de energía por un montaje frenético nos gritan a la cara desde la pantalla. “No puedes seguir así”, le dice la chica con la que se acuesta. Su respuesta ante esa terrorífica verdad consiste en meterse una raya.
Todo va tan deprisa que el golpe es inminente. El giro dramático tras esa introducción, sucede en forma de accidente de tráfico, afectando a su memoria y comportamiento.
El mundo corrosivo en el que se ubicaba, sigue siendo el mismo aunque el no lo reconozca. Y es cuestión de tiempo de que alguien pique a su puerta para hacérselo recordar.
La solvencia técnica de A Diente de perro
La ópera prima de Jose Luís Estañ, es un torbellino de sensaciones. La trama super efectiva, ubica a un personaje capaz de generar dos personalidades altamente contrarias entre si. Una labor encomiable que soporta todo el peso del metraje el muy solvente Miguel Ángel Puro.
Rodada con una estupenda fotografía a cargo de Iván Émery, alterna entre espacios abiertos y cerrados fabricas, descampados y hogares disfuncionales. Destacando por supuesto la habilidad técnica en iluminar interiores de noche, generando un clima de eterna tristeza que acompaña al protagonista.
Atrapado
Sin poder salir de ese infierno que no recuerda, el clímax de A diente de perro supone un buen broche a la cinta. El director toma nota de los silencios, el juego de las miradas y la tensión marca de la casa nacional. Y es que el cine español sabe crear situaciones tensas como pocos, una tradición que recoge su director.
El final nos permite acabar inhalando aire puro, después de una noche llena de excesos y lograr así alcanzar la redención del protagonista.
