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Críticas de cine

Crítica de Argentina,1985

Uno de los mejores films judiciales de los últimos tiempos.

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4/5

Argentina, 1985 llega a las salas españolas el próximo 30 de septiembre gracias a A Contracorriente Films

El film está dirigido y coescrito por Santiago Mitre junto con su habitual colaborador Mariano Llinás (“La flor”, “Historias extraordinarias”). Cuenta con un elenco encabezado por Ricardo Darín (“El secreto de sus ojos”, “Relatos salvajes”) como Julio Strassera, y Peter Lanzani (“El clan”, “El ángel”) como Luis Moreno Ocampo. Producido por Axel Kuschevatzky, Federico Posternak, Agustina Llambi Campbell, Ricardo Darín, Santiago Mitre, Santiago Carabante, Chino Darín y Victoria Alonso.

El film ha logrado el Premio del Público en la Sección Perlas del Festival de San Sebastián de este año con una puntuación de 9,14 sobre 10 de nota. También fue premiado en el Festival de Venecia.

Trailer y sinopsis de Argentina, 1985

Trailer de argentina, 1985 | PRIME VIDEO

Argentina, 1985 está inspirada en la historia real de los fiscales Julio Strassera y Luis Moreno Ocampo, que se atrevieron a investigar y perseguir la dictadura militar más sangrienta de Argentina en 1985. Sin dejarse intimidar por la todavía considerable influencia militar en la nueva y frágil democracia, Strassera y Moreno Ocampo reunieron un joven equipo jurídico de dudosos héroes para su batalla de David contra Goliat. Bajo una amenaza constante sobre ellos y sus familias, corrieron contra el tiempo para hacer justicia a las víctimas de la junta militar.

El metraje relata el juicio más importante de la historia de la nación argentina, el cuál sentó en el banquillo de los acusados por crímenes de lesa humanidad a los comandantes de la última dictadura militar.

Crítica de Argentina, 1985: Corte clásico

La cinta funciona como crowd-pleaser gracias a su pronunciado componente emocional y la dulcificada mirada que presenta respecto al retrato de la estructura familiar y la amistad. Esto, lejos de ser un inconveniente, es uno de sus mayores aciertos. La película es accesible para todo tipo de público pero no deja de ser un destacable ejercicio cinematográfico, estimulante de igual forma para perfiles más exigentes.

Las formas del film son de corte clásico. La naturaleza sobria de sus imágenes, el contundente pulso narrativo y las rotundas interpretaciones están al servicio de un relato sincero y desgarrador. Su minimalismo tiene un recorrido de dos direcciones, acentúa los momentos de más suspense del film entre claroscuros y silencios y también sirve para darle protagonismo al relato.

Hay un fuerte contraste en su composición visual. La mayoría de secuencias son nocturnas o en se dan en interiores con poca luz, habitados por sombras, como si estuvieran dibujadas por Caravaggio (al más puro estilo El Padrino). El look noir del film refuerza su componente dramático y acompaña al desarrollo de sus personajes, los cuales se mueven en distintas tonalidades de grises.

La dialéctica y la retórica son el músculo visible de Argentina, 1985. Sus diálogos incisivos, afilados e inteligentes son el motor principal de la narración. El grueso de la cinta se desarrolla mediante conversaciones entre dos o más personajes. Estos, a pesar de desarrollarse en un periodo de incertidumbre y oscuridad, están dotados de un sentido del humor brillante. Son capaces de emocionar y divertir al mismo tiempo gracias al corazón puesto en el libreto confeccionado por Mitre y Llinás.

Alzar la voz

A pesar de que durante la obra se pasa muy por encima por el contexto político, de puntillas, se pretende hacer un ejercicio intencionado de reivindicación social, preocupado por la memoria histórica. Un homenaje reservado a una nación consternada y maltratada durante largos años. El gesto de reverencia propuesto por la cinta es memorable y de gran valor humanístico.

La reproducción del proceso judicial está centrada, principalmente, en las declaraciones de las víctimas afectadas por los crímenes de guerra perpetuados por las fuerzas armadas. Cada testimonio, presentado como prueba por parte de la acusación, relata experiencias traumáticas inolvidables y llenas de injusticia. Santiago Mitre focaliza la atención en estos testimonios a partir del segundo acto para tejer una conexión sólida con el espectador. Según se van desvelando los datos más impactantes de dichas declaraciones, más hondo calan las palabras y más pronunciado es el punch emocional que suponen.

Argentina, 1985 es un ejemplo de cine de la vieja escuela, de calidad y para todos los públicos. Gracias a unos hechos históricos merecedores de ser descubiertos y unas formas narrativas clásicas y funcionales, el resultado final es todo un disfrute lleno de matices.

Crítico de cine, realizador audiovisual, coleccionista y analista de la temporada de premios.