Crítica de Flee

El director Jonas Pher Rasmussen estrena la esperada Flee, película de animación que narra la historia de un niño refugiado afgano que debe emprender un viaje extraordinario. La carrera de premios y reconocimientos de la cinta revela una de las películas de animación más deslumbrantes que jamás se hayan visto.

Recién Nominada a tres Óscars (Mejor Película Internacional, Mejor Largometraje Animación y Mejor Largometraje Documental), es también ganadora de 36 premios internacionales incluyendo el Gran premio de Sundance, Mejor Película en Annecy, Mejor Documental de la Academia del Cine Europeo y nominada a los Globos de Oro.

Crítica de Flee

Desde los inicios del cine su única función ha sido la de entretener. En los primeros años del cinematógrafo, lejos estaba la intención de adoctrinar al espectador. Siendo los relatos de ficción y fantasía las obras más populares. Pero rápidamente evolucionó tanto en su discurso como en su valor artístico. Son tiempos de cambio y ahora más que nunca el cine nos sirve (a parte de como vía de escape) como una forma de ampliar nuestra mirada al mundo. Cerrando brechas y estrechando lazos.

Flee tiene esa voluntad de concienciación. Su discurso sincero y emotivo, huye de la lágrima fácil y de excesos. Porque esta no es solo la historia de un refugiado de Afganistán. El joven Amin nos habla de su dura infancia, en la que se desnuda ante el espectador mirando a un duro pasado que aún lo persigue. Todo con una animación colorida que ayuda a relajar la dureza del relato.

El viaje de Amin habla de inmigración y la mafia de personas pero sobre todo de las secuelas emocionales que uno arrastra aún habiendo alcanzado una estabilidad. Amin tendrá que encontrar su ubicación en un mundo que no (le) comprende. La línea narrativa esta fragmentada a lo largo de todo el metraje, teniendo saltos entre su niñez, juventud y posterior madurez. Es realmente bello observar cómo cada una de las experiencias vividas por el joven afgano le conforman en su vida adulta. Y es que los primeros años de vida son realmente decisivos para la persona en la que te acabas convirtiendo.

Flee comienza con Amin tumbado en el diván de una consulta. Quiere contarnos la historia de su infancia. Titubea y se pone nervioso. El relato rápidamente es interrumpido por ello y por una claqueta que detiene la escena. Se oye una voz que trata de calmarlo y le propone hacer otra toma. Es aquí donde se presentan sus mejores cartas. Y es que para proteger la identidad del protagonista, Flee opta por animar el que iba a ser un documental normal y corriente. Así, todas las voces que oímos suenan perfectamente naturales, donde el audio no ha sido grabado en estudio.

Es desde luego todo un hito que abarque nominaciones a los Oscars tan dispares como Mejor Documental y Mejor Película de Animación. Flee, al igual que su protagonista, navega entre diferentes mundos pero logra llegar a tierra con solvencia, encontrando finalmente su lugar. Y apostando por una reinvención del concepto documental que será recodada por mucho tiempo.

Flee llega a los cines el 18 de febrero.