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Críticas de cine

Crítica de ‘Martin Eden’, de Pietro Marcello

Luca Marinelli, la gran joya de Martin Eden

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3/5

La película Martin Eden ha funcionado tan bien en mí (hay que decir a mi favor que no sabía nada de la cinta antes del visionado) que por momentos he pensado que era un biopic. Los que ya sepáis que el film está basado en una obra literaria de Jack London podéis reíros tranquilamente. Y es que a pesar de que Jack sí que usó momentos de su vida para escribir esta novela por entregas, la vida de Martin Eden sigue siendo ficción.

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Martin Eden es un marinero de pueblo que un día, tras salvar la vida de Arthur Morse, comienza a relacionarse con la clase alta. Esto comienza a encender en él la chispa de la lectura y el hambre de saber. También se enamora de Ruth, amor que irá evolucionando a la vez que algunos sueños de nuestro protagonista se cumplen, mientras otros se convierten en pesadillas.

La inmersión en el universo de Martin Eden

Cuando comienza el film ya notamos que nos sueltan en un universo que respira por sí sólo: ha habido vida antes de que nosotros entremos, y la habrá después. Sentimos la misma sensación que cuando soltamos el monigote en Google Maps para ver las calles como transeúntes. Es una sensación increíble. Y es que sin darnos cuenta entramos en el cambio del protagonista, casi sin conocerle.

Esto ocurre porque una de las ideas principales del film es el caos, la desorientación, esa duda sobre la identidad: y eso se traspasa, deja de ser solo el mensaje y afecta a la forma. Esto la hace muy disfrutable, fluctuando y viajando por distintos géneros cinematográficos y maneras de narrar.

La película tiene un ritmo interesante, y eso hace que sus 129 minutos se pasen en un suspiro. Cuando llevaba 90 minutos me pregunte: ¿acabamos de llegar a este punto? Habían pasado tantas cosas, y a la vez, su director, Pietro Marcello, me había creado tantas ganas de seguir sabiendo más sobre ese mundo… que no sabía que esperar de su parte final.

Del realismo a lo lírico

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Su manera de narrar pasa del realismo a lo lírico, sobre todo por el uso que les da a las imágenes de archivo (cosa que me hizo pensar que podía ser un biopic). Aunque muchas de sus secuencias sean poéticas, palabras y reflexiones interesantes, todo está hecho para llevarnos por la odisea que atravesará el personaje.

Cinematográficamente hablando usa elementos interesantes: imágenes de corte realista, que nos creemos. La música a ratos desentona, pero está cuidada, no es aleatorio su uso, al contrario. Pero lo que más me ha gustado del film ha sido Luca Marinelli.

Luca Marinelli, la gran joya de Martin Eden

El personaje principal y su odisea es lo que mantiene la película en lo más alto: no con poca razón la película lleva su nombre. Lo admiramos porque lucha con uñas y dientes para conseguir lo que quiere. Somos testigos de cómo lo que al principio le agradaba acaba convirtiéndose en lo que odia. Gran parte de todo esto es gracias a la interpretación de Luca.

Al principio, sin conocer su contexto, nos cae extrañamente bien. Queremos saber más, es misterioso. Esto lo apoyan las opiniones que otros personajes tienen de él. Cuando conocemos sus deseos y lo que está dispuesto a hacer por ellos, le admiramos. Luca es capaz de mostrar esa lucha llena de cabezonería de manera entrañable, y a la vez nos deja entrever el peligro. Pero para mí, cuando el actor saca todo su potencial, es cuando la política entra en la ecuación.

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Cómo se le reprocha el escribir cosas tristes, cómo reacciona él, ya nos deja mirar entre las rendijas de su alma: ver cómo su pasado es más de lo que se nos había contado. Pero cuando decide pronunciarse políticamente, el animal sale, y la escena de la cena es una de las mejores del film, por mostrar esa explosión sin medida. Esto da paso a la tercera parte del film, para mí la mejor.

Precedida de una elipsis grande que nos sacude y dice “si parpadeas, te lo puedes perder” como decía el antiguo anuncio de la Fórmula 1, esta tercera parte nos muestra a un Martin pasado de rosca, roto. Podríamos decir en aspectos técnicos y cogiendo solo la interpretación de estos 30 minutos, que Luca Marinelli está sobreactuado, pero en conjunto, es coherente, y a mí, me ha hecho disfrutar mucho. Sus expresiones han llegado a asustarme, es más, escribiendo estas líneas, hay expresiones suyas que me acompañan.

En conclusión…

El film consigue crear un personaje brutal: una interpretación intensa y cuidada, acompañada de una dirección lírica pero natural. El siglo XX condensado de manera caótica, mientras se reflexiona sobre la identidad, los deseos, el amor y muchos más temas. Desde luego, hacerme creer que Martin Eden era un personaje real tiene un gran mérito. Aunque probablemente hayamos tenido a alguien muy parecido, ¿verdad, Jack?

Desde pequeño llevaba las cintas de VHS al salón en vez de usar juguetes. Crecí viendo cine, estudié realización y guion. Comparto el cine, mi estilo de vida, en CasadoConElCine. Una película no acaba en la pantalla, continúa en la conversación que crea.

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