Críticas de cine
Dios Mío, ¿Pero qué nos has hecho?: más y mejor
Una comedia funcional que no pierde fuerza ni frescura aún siendo la tercera parte de la trilogía.
A contracorriente estrena Dios Mío, ¿Pero qué nos has hecho?, la tercera parte de la aclamada trilogía de comedia francesa este jueves 18 de agosto en los cines españoles.
El film vuelve a contar con la dirección de Philippe de Chauveron y con el reparto coral encabezado por el cómico francés Christian Clavier, protagonista de cintas tan populares como “Los Visitantes” y “Astérix y Obélix contra César”, y la actriz Chantal Lauby (“La jaula dorada”). También cuenta con las interpretaciones de Ary Abbitan (“Con los brazos abiertos”), Medi Sadoun (“Mea culpa”), o Élodie Fontan (“Misión País Vasco”), entre otros.
Tráiler y Sinopsis de Dios Mío, ¿Pero qué nos has hecho?
Pronto se cumplen 40 años del matrimonio entre Claude y Marie Verneuil. Para esta ocasión, sus cuatro hijas deciden organizar una gran fiesta sorpresa en la casa familiar de Chinon e invitar a los padres de cada uno de los yernos a pasar allí unos días. Claude y Marie tendrán que acoger bajo su techo a los padres de Rachid, David, Chao y Charles. Esta estancia en “familia” promete estar llena de acontecimientos.
Las diversas creencias, costumbre y comportamientos de los invitados contrastarán entre si y crearán infinidad de descacharrantes situaciones, cada una más disparatada que la anterior
Crítica de Dios Mío, ¿Pero qué nos has hecho?
Contra todo pronóstico, la tercera parte de esta exitosa trilogía, no muestra signo alguno de agotamiento ni extenuación. Su nuevo enfoque, mucho más cinematográfico, y el giro drástico en la perspectiva al otorgar el protagonismo al matrimonio más longevo, aportan frescura y revitalizan la propuesta.
El planteamiento visual y narrativo está más estilizado que nunca. La planificación de la imagen es más elaborada, con grandes set-pieces en las que se involucran multitud de personajes, apreciándose en las mismas una gran carga de movimiento en cada encuadre. La comedia aquí no sólo se basa exclusivamente en la fluidez e inventiva de los diálogos, sino que se erige sobre una fisicidad prominente.
El humor, construido siguiendo el mismo esquema que las anteriores cintas, disecciona y comprende bien los estereotipos raciales y culturales de cada personaje participante. Si bien en las otras entregas los gags ponían el foco en las diferencias de perspectiva de dos generaciones distintas, naciendo los conflictos de este choque rabioso entre el progresismo y lo tradicional, aquí la dinámica cambia ligeramente. Sin olvidar este planteamiento, se atreve a establecer dos capas distintas, una interesada por las rencillas de un matrimonio algo desgastado y otra que reflexiona sobre los enfrentamientos más banales propios del hedonismo intrínseco a la juventud.
Más grande y más ambiciosa
Su naturaleza, más ambiciosa y grandilocuente, es la mayor virtud de Dios Mío, ¿Pero qué nos has hecho?. El considerable aumento de presupuesto y una remarcable evolución formal por parte de Philippe de Chauveron, convergen en un producto redondo que no se conforma con repetir patrones ya manidos. Se permite manipular su condición, siendo consciente de su estricta etiqueta de comedia fácil y redundante para jugar con las expectativas del espectador, causando sensaciones positivas en este al descubrirse que el film no se conforma con estancarse en las capas más superficiales.
El apartado interpretativo le da una robusa solidez al conjunto, la dirección de actores brilla de sobremanera en las secuencias de aire más teatral y cuando hay más espacio para los primeros planos. La cámara, estable y firme sobre trípode, rueda estática la mayor parte de escenas para dejar respirar a los fantásticos y numerosos intérpretes que entran y salen de la acción argumental.
En definitiva, esta tercera entrega de una trilogía rompe-taquillas (En Francia se estrenó el pasado abril colocándose en el TOP 10 de la taquilla mundial con el estreno en un solo territorio), no se conforma con ser una extensión monótona y excesiva de lo ya planteado anteriormente. Estamos ante cine de entretenimiento en su forma más pura, interesado en ser más, más y mejor.
