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Críticas de cine

Dune: una épica memorable

El clásico moderno de Denis Villeneuve

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5/5

Pocas son las veces en las que uno sale del cine anonadado, maravillado, y con Dune (2021) esto sucede. Pueden gustarte mil películas, valorarlas incluso como obras maestras, pero es un número reservado el que llega a enamorar, a hacer volar los sueños y la imaginación. La adaptación dirigida por Denis Villeneuve de la novela homónima de Frank Herbert es uno de esos casos en dónde el cine me ha arrollado, arrasado mi perfil de crítico objetivo.

Dune es un viaje único. Difícil, extraño, no apto para todos los paladares. Me atrevo a afirmar que a más de uno se le atragantará, y puedo entender por qué. Es un drama político y familiar, una space opera adulta y reflexiva. Su componente de aventuras (presente, y de muy buen nivel) queda envuelto en una trama que mezcla ecología, intrigas palaciegas, colonialismo y religión. Un relato exigente, pero inolvidable.

El viaje del héroe

Dune resulta cautivante ya desde el prólogo, con esas preciosas imágenes acompañadas por una voz en off y el aporte musical de Hanz Zimmer. La descripción del mundo es perfecta en los diez minutos iniciales, ubicándonos en tiempo y espacio, describiendo a los protagonistas e incluso plantando la semilla de futuros giros de trama con mucha sutileza. La madurez de la historia queda patente muy pronto; no hay malos que quieren dominar el universo porque sí, sino ambiciones políticas, peleas por recursos naturales, disputas entre Casas de nobles por el poder.

El viaje de Paul Atreides puede ser percibido como una recreación más del famoso arquetipo de Joseph Campbell, pero ya nos daremos cuenta más adelante que su historia tiene un par de vueltas innovadoras. Se trata de un Elegido que no quiere serlo, porque además sabe que su camino es artificial; ha sido trazado mucho antes de que naciera. Las circunstancias lo llevarán a tener que aprovechar y asumir su condición, en una cruel ironía que recuerda a los desenlaces característicos de las tragedias griegas.

Cómo rol central va cobrando interés poco a poco, a medida que descubrimos que no se trata de un héroe al que todo le cae desde el cielo para solucionar problemas, sino que más bien es un personaje atormentado y sombrío. Desde el comienzo se plantea que afrontará un camino duro que lo cambiará para siempre. Abandonar su hogar para incursionar en el temible planeta del desierto será el primer paso para el final de su adolescencia; la muerte del niño y el nacimiento del hombre. Timothee Chalamet va de menor a mayor, mostrando muy bien la pérdida de inocencia del personaje y su maduración posterior, en especial al retratar el dolor que sufre por ello (impresionante la escena en la carpa, cuando parece que está perdiendo la cabeza).

Vínculos y relaciones familiares

Sus vínculos y relaciones familiares quedan debidamente asentados en pocas escenas, gracias a la habilidad del guion y al gran dibujo de cada personaje.

Leto resulta una figura paterna inspiradora y comprensiva, pero también un ambicioso y decidido líder político.

Jessica, en cambio, presenta una interesante dualidad entre su lado maternal y la devoción a su culto/secta. Duncan como amigo/hermano es entrañable; Gurney cumple un rol muy clásico pero necesario como mentor duro y exigente sin problemas, en gran parte gracias al carisma de Josh Brolin.

Hawatt y Yueh pueden quedar algo disminuidos (sobre todo para los lectores del libro), pero es entendible teniendo en cuenta la complejidad y longitud del texto adaptado.

Los Harkonnen

Los Harkonnen, los villanos, resultan espeluznantes. El Barón acojona con una sola mirada; la labor de Alexander Skaarsgard es formidable, en especial su actuación de voz que pone los pelos de punta. Y Dave Bautista como matón es un secundario de lujo.

Los Fremen

La tribu Fremen son presentados a través de un fascinante halo de misticismo y misterio. Cómo pueblo oprimido dan una imágen creíble y cruda; que sean las víctimas no quiere decir que no puedan ser mostrados como brutales.

Stilgar es una figura magnética, un líder que se hace respetar, pero también respeta; memorable su presentación con la escena del escupitajo, introduciendo el tema de la integración étnica y la diversidad cultural con un toque de humor fino. Javier Bardem ofrece una actuación estupenda, captando perfectamente el carácter entre jovial y amenazante del personaje.

Chani aparece poco, pero genera el suficiente interés para que queramos ver más de ella; Zendaya luce ruda y hermosa a la vez, y en unos pocos planos ya se nota la química con Chalamet.

Las Bene Gesserit

Por último, las Bene Gesserit como secta son inquietantes y le dan una capa de profundidad al mundo imaginario con lo de los planes medidos en siglos. Es esa sensación que transmiten obras como Canción de Hielo y Fuego, de que estamos viendo en pantalla es una pequeña parte de una historia mucho más grande.

Las temáticas de Dune

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Dune (2021) | Warner Bros

Lo fascinante de Dune (ya desde la obra original, pero el guión de la película lo resume y aplica muy bien) es lo bien que integra diversas ideas y temas muy poderosos: La hybris, la prepotencia que lleva a la condena, elemento fundamental en las ya citadas tragedias helénicas, afecta a gran parte de los personajes de la obra. Es la ambición o la soberbia lo que tuerce el destino tanto de héroes como villanos.

El aspecto religoso, encarado desde el punto de como los mitos forman nuestra realidad y percepción. Villeneuve capta muy bien esto desde lo visual: el mesías, los cuchillos y animales sagrados, la especia como elemento central de los rituales Fremen, las visiones proféticas, y, por supuesto, el poder simbólico del desierto como lugar de periplo, muerte y resurrección.

Las conspiraciones políticas no son muy complejas, pero si lo suficiente como para tener una visión realista del asunto; hay traiciones, intereses cruzados, manipulación, planes ocultos, personajes que tantean con dos bandos. Cómo motor de la odisea de los protagonistas es un punto de partida magnífico.

El colonialismo y el etnocentrismo, mostrado desde el principio en la ambición de las Casas Nobles y el Imperio con respecto a Arrakis y su riqueza natural, y en la marginalidad y persecución que sufren los Fremen por defender su territorio y modo de vida. Excepto Paul, tanto Harkonnen como Atreides ven a los nativos como salvajes a los que exterminar o en todo caso aprovechar.

La realización impresionante de Dune

Denis Villeneuve se marca una labor de dirección que quita la respiración, de un nivel al alcance de pocos. Los impresionantes planos del desierto, la belleza y poderío de cada toma, recuerdan (aunque parezca atrevido) a la mítica Lawrence de Arabia (David Lean, 1962). Cada escenario parece gigantesco, colosal; no hay abuso de efectos digitales, y los que existen se combinan muy bien con los prácticos.

La edición de sonido resulta apabullante, haciéndote sentir en carne viva la furia de las tormentas de arena o el poderío de los gusanos gigantes; con respecto a estos, la escena del recolector de especia es de esas que te dejan pegado al sofá sin poder despegar la vista.
En la fotografía, Greig Fraser logra composiciones brutales no solamente por la belleza de cada fotograma sino por su significado visual. Hay mucho diálogo y exposición, pero la narrativa a través de las imágenes también es importante y poderosa. Las visiones de Paul, por citar un caso, transmiten a la perfección el tono mesiánico de la obra en gran parte gracias a la genial iluminación y el uso del color.

El guion era un punto delicado, porque la complejidad y difícil estructura de la novela parecía muy difícil de resumir en cine. No solo la decisión de partir la adaptación en dos me parece justificada, sino que los recortes y modificaciones a la historia original son muy adecuados. Las subtramas palaciegas menores se dejan de lado para centrarse en la odisea épica de los personajes, sin dejar por eso el costado político de la historia.

Finalmente, en la banda sonora tenemos a un Hanz Zimmer que logra una composición muy profesional y adecuada, digna del legado de este auténtico maestro. El tema principal es una auténtica joya, con ese crescendo clásico del autor.

Dune es un hito en el género

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Dune (2021) | Warner Bros

Villeneuve ha logrado algo al alcance de muy pocos autores: marcar un género cinematográfico. El cineasta canadiense hizo posible que un drama político de ciencia ficción adulta se convierta en un éxito de taquilla; ha superado las expectativas con un film único en una época saturada de secuelas y remakes vacías. Dune juega en la liga de los grandes blockbusters de la historia, poniéndose a la par de Fury Road (George Miller, 2015), Empire Strikes Back (Irvin Keshner, 1980) o The Return of the King (Peter Jackson, 2003). Es una de esas joyas que combina el espectáculo con el arte con una facilidad pasmosa. Un clásico moderno.

Puedes ver Dune (2021) en HBO Max

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