Críticas de cine
El amor en su lugar: Rodrigo Cortés se supera a sí mismo
Una filigrana artística en medio de la Segunda Guerra Mundial.

Once años después de Buried (2010), hablar de Rodrigo Cortés aún supone acabar encerrado en sitios. Desde aquel ataúd asfixiante con Ryan Reynolds hasta el teatro de actividades paranormales en Luces Rojas (2012), pasando por el hitchckoniano concierto que produjo en Grand Piano (2013) o la mansión gótica de Blackwood (2018). De la mano de A Contracorriente Films, hemos podido disfrutar, en esta ocasión, de El amor en su lugar, la nueva y esperada película del director gallego. ¿Volvemos a estar en el interior de algún lugar? Sí, y por partida doble.
Sinopsis de El amor en su lugar
Durante la ocupación europea de la Alemania nazi, Varsovia se convierte en el mayor gueto judío conocido. El muro rodeaba el interior de la capital polaca, confinándoles por el control alemán. Allí, un grupo de actores interpretan una obra de teatro cómica. Esto supone evadirse de la triste realidad durante dos horas y donde tratan de conseguir lo mismo con su público.
El amor en su lugar cuenta con un apartado técnico insuperable
El plano secuencia que abre El amor en su lugar es toda una declaración de intenciones. Si el teatro filmado está carente de cortes, ¿por qué no comenzar la película con un plano como este? Desde lo alto, un cielo gris ocupa la pantalla. Poco a poco, la cámara desciende como una pluma, donde vemos el muro que divide la ciudad en dos. En el lado derecho, una calle poco transitada y un tranvía en movimiento refleja cierta normalidad. La cámara gira al lado izquierdo, donde una marea de judíos caminan apresurados en medio del caos. Nos detenemos ante la figura de una apresurada Clara Rugaard, que seguimos con un estilo similar a El hijo de Saúl (2015) mientras sortea un control alemán, ejerce como cuidadora en el interior de una casa y se oculta en un callejón por alguien que la persigue. Una carrera para llegar a tiempo al teatro, pasando por bambalinas, disculpándose por llegar tarde y preparándose para la función que está a punto de empezar. La cámara se detiene en el escenario. El telón se abre, desvelando el público y título de la película. Después, uno siente que debe levantarse y aplaudir.
Rodrigo Cortés, en cuestión de minutos nos ha presentado dos mundos separados por un telón de teatro, que a su vez es el muro del gueto. El mundo del público es silencioso, oscuro, caótico, arbitrario. Pero es real. El de los actores está lleno de color, luces y control. Falso y perfecto a la vez. Un planteamiento solvente que presenta el día a día de los personajes.
La ironía como forma de vida

Los protagonistas de El amor en su lugar son al mismo tiempo los de la obra de teatro que representan: ‘Milosc Szuka Mieszkania‘, una comedia escrita por el polaco Jerzy Jurandot. La obra trata de dos parejas que se acaban de mudar y que deben convivir en el mismo apartamento, en medio de una serie de enredos cómicos.
Estos personajes, por un lado ansían deshacer las maletas para establecerse en su nuevo hogar. Pero la película continúa cuando los actores salen de escena y descubres sus intenciones de huir del gueto. Rodrigo Cortés juega con ambas ideas, alternando entre ellas.
La fotografía siempre acompaña el estado emocional tenso de los personajes (ese rojo intenso o las rotaciones de cámara), recreándose con mucho estilo sobre todo detrás del telón, donde prima la oscuridad y los pasillos angostos.
El texto de la obra es real, las letras de las canciones son las mismas y la música que suena es en directo. El respeto del director hacia la obra es tal que además sentimos estar viendo dos funciones al mismo tiempo, tejiendo una narrativa principal entre ambas.
(Aplausos)
El amor en su lugar funciona por su jugosa idea principal y por la factura técnica de Rodrigo Cortés. Cierto es que cuando nos hemos acostumbrado al juego de entrar y salir de la función se desinfla levemente el interés. Pero es ahí cuando el último tramo aparece como un cañonazo inesperado, convirtiendo esta historia de amor dramática en un ejercicio de suspense, retorciendo en los últimos minutos la idea principal de alternar dos elementos, regalándonos un clímax que nos dejará sin respiración y que el mismo Hitchcock aplaudiría.
El amor en su lugar se estrena el 3 de Diciembre, convirtiéndose en uno de los estrenos más esperados del mes.

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