Críticas de cine
El Tubo: una nueva visión del cine survival
Aunque funciona mejor en su faceta de “survival” que como drama existencial de ciencia ficción, sabe mezclar ambos géneros aportando un suspiro de aire fresco.
En una fusión que no deja de ser extraña, Méandre (El tubo) combina una situación de encierro y terror al modo de Cube, Saw u otras cintas del género, con un relato existencial -algo sumamente explotado en la ciencia ficción- pero que aquí simplemente está de paso para dar algo de dinamismo a una historia que hemos visto demasiadas veces. La situación en la que la protagonista debe escapar de un laberinto metálico funciona, y su deriva fantástica hace que esta consiga aportar algo nuevo y fresco para lo que suelen ser estas películas, a pesar de no contar más acerca de lo que seguro querrá conocer el espectador a medida que avance la cinta.
Lisa (Gaia Weiss) pasa por un período oscuro de su vida después de la pérdida de su hija. Nada queda del todo claro al principio. La mujer se ve atravesada por un impulso suicida, aunque también solo podría ser tristeza por el hecho de que su hija no está. Así, al borde de un camino en medio de la nada, es ayudada por un hombre que maneja una camioneta y dice ser un guardia nocturno. Pero resulta ser algo mucho peor. Inmediatamente después de descubrir la verdadera identidad de quién se ofreció para ayudarla, Lisa se desvanece.
Tranquilos, esto acaba de empezar
Después de esta breve secuencia inicial Lisa despierta en una celda de metal, que es solo la primera recámara de un laberinto de túneles. De esta manera, arranca la película. Sin saber quiénes son sus captores ni por qué está allí, la protagonista debe superar pruebas que consisten en llegar a tiempo a distintas puntos. Para agregar otro elemento de fuerte poder simbólico, está encadenada a un reloj luminoso que le indica cuánto tiempo le queda antes de que el laberinto lance alguna sorpresa mortal.
Así, el personaje está reducido a una expresión mínima pero vital, que es el impulso de sobrevivir. Por momentos lo único que puede hacer es arrastrarse lo más rápido posible. La película sale airosa del desafío de tener que contar una serie de acciones muy similares, con un solo personaje y prácticamente sin líneas de diálogos, más allá de algunos pensamientos que Lisa verbaliza para cortar con la monotonía del silencio.
Vivir o morir, tú eliges
El Tubo tiene el mismo éxito cuando la dinámica inicial se agota (al menos eso me pareció al ver la película) y debe cambiar de tono. Por un lado, el giro sci-fi anula el poder sugestivo que presentaba el relato en su primera parte y hace que queramos saber más en este sentido, dejando como algo secundario el saber si nuestra protagonista conseguirá sobrevivir. Por otro, una serie de efectos y puestas en escena que se asimilan al cine de serie B afean a un film que se había mostrado sobrio y austero. Aunque no es suficiente para quitarnos el sabor dulce que nos deja, sí que llegamos a pensar que si se hubiera cuidado más su historia, y hubiera mejorado algunos efectos, El tubo habría sido notable.
Bien es cierto además que las sensaciones que nos deja al finalizar la cinta es de que podrían haber ahondado más en ese volantazo que da la trama a mitad de la película. Aunque mezclado con ese primer impulso, alcanza para que el espectador sienta algo de interés por llegar a la meta.
El Tubo es una película correcta en todos sus apartados
No obstante El tubo es una cinta que funciona, correcta en todos los sentidos, aunque dejará esa sensación de: “¡Joder, la peli podía haber sido la leche!” a los amantes del género. ¿Disfrutarás? Posiblemente. ¿La recordarás? Lo dudo.
