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Críticas de cine

‘Elvis’, de Baz Luhrmann: Excesos y fanatismo

Un recorrido vibrante por la vida de la mayor estrella del rock de todos los tiempos.

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2.5/5

Elvis se estrenó el pasado 24 de junio en las carteleras españolas de la mano de Warner Bros Pictures.

La cinta está dirigida por el autor australiano Baz Luhrmann y protagonizada por la joven promesa Austin Butler. Le acompaña un cast de secundarios de lujo como Tom Hanks, Olivia DeLonge y Kodi Smith-McPhee entre otros.

Tráiler y Sinopsis de Elvis

Trailer de elvis – warner bros. pictures

Elvis nos muestra la trayectoria musical y personal de Elvis Presley (Austin Butler). Mientras tanto, ahondará en la complejísima relación que mantuvo con el coronel Tom Parker (Tom Hanks), su misterioso manager. Esta repercutió de forma considerable en el destino de la carrera del cantante. La historia narra la tensa y tóxica dinámica que existía entre ambos, abarcando más de 20 años de sus vidas.

El ascenso antológico de Presley a la fama está plagado de excesos y frenetismo hasta llegar a su estrellato sin precedentes. El cual ocurrió durante la revolución cultural y la pérdida de la inocencia en Estados Unidos, sometido al puritanismo absoluto de cierto sector norteamericano. También descubriremos su idilio con Priscilla Presley (Olivia DeJonge), la pareja romántica de Elvis. Otra de las personas más importantes e influyentes en la personalidad del artista.

Crítica de Elvis: Desde el prisma equivocado

Ni siquiera el barroco planteamiento visual de Luhrmann logra salvar a Elvis de ser un aséptico biopic musical más. De hecho, el estilo característico propio del director está muy presente en el primer acto, pero luego se ve diluido en favor de una narración plagada de clichés. El film cuenta con el blanqueamiento habitual de este tipo de propuestas y podemos observar en el una innumerable cantidad de estereotipos habituales del género.

La decisión narrativa de enfocar la historia del mito del rock desde el prisma de su manager es sencillamente desastrosa. El personaje protagonista (la mayor estrella del rock de la historia) se ve absolutamente opacado por la presencia constante de un gimmick de guion irrelevante que se intenta camuflar como elemento capital. Si bien el actor encargado de encarnar al Coronel Parker es el mismísimo Tom Hanks, su interpretación es risible y de una relevancia impostada.

El desempeño de Austin Butler como Elvis es destacable, principalmente cuando se sitúa sobre el escenario, ya que fuera de este no tiene la oportunidad de brillar con luz propia. En las ocasiones en las que Butler se desata en la tarima y deja que el Rythm & Blues sucio y el country enérgico le dominen, sus movimientos son eléctricos y podemos sentir el magnetismo que sacude al público. Su tonalidad vocal y la presencia física son un acierto palpable que bien le valdrán estar en la carrera de los Oscar.

La cinta se olvida de la faceta más autoral del artista. Pasando por alto su capacidad de composición, su evolución como showman y otras aristas del cantante para darle espacio a las vicisitudes que brotan de una trama argumental anodina. Una pena, ya que si Luhrmann hubiera incorporado estos conceptos en detrimento de otros, la experiencia hubiera sido totalmente distinta. En cambio no puedo denominar lo que encontramos aquí de otra forma que no sea como una oportunidad desaprovechada.

El Biopic: un género anti-cinematográfico

Durante los últimos años los biopics, musicales o no, se han prodigado en la industria e incluso se han alzado con diversas estatuillas y reconocimientos en las entregas de premios. Sin embargo, observo un considerable componente anti-cinematográfico en este subgénero.

Las historias y vidas de las figuras a exponer suelen ser altamente grandilocuentes, inabarcables o rodeadas de misticismo y leyenda. Lo cual juega en contra del medio cinematográfico que debe forzar su músculo a niveles extremos: metrajes desorbitados (el de Elvis es de 2’40h), toneladas de maquillaje, abarcar grandes espacios temporales, set-pieces muy variadas y casts que deben acertar de forma milimétrica con cada intérprete.

Todo ello, pone la maquinaría de la industria en tensión y suelen resultar de forma habitual en proyectos bastante fallidos y poco lucidos, que, en cambio, el público general suele acoger con los brazos abiertos. Podemos afirmar sin temor que el estrellato y la popularidad se imponen con superioridad frente a lo anti-cinematográfico.

Crítico de cine, realizador audiovisual, coleccionista y analista de la temporada de premios.

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