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Crítica de Felizmente Casados, una comedia de lo más fresca

La serie dirigida por Jean-François Rivard se convierte en uno de los platos fuertes de Filmin.

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5/5

Sin yo saberlo, estaba echando de menos una serie como Felizmente Casados. Una comedia sutil, pero que a la vez tenga momentos de humor absurdo. Que se atreva con todos y con todo, que sea descarada pero de una manera elegante. Que use técnicas cinematográficas cuidadas como el plano secuencia pero con fines burdos, y que sea visualmente bonita mientras nos cuentan aspectos de la vida que no lo son tanto. Además es una serie que juega muy bien sus cartas, sabe las expectativas que genera y cómo puede ir satisfaciéndolas o superándolas.

Un guion inteligente que nos regala más de lo que le demandamos

TRAILER DE FELIZMENTE CASADOS | FILMIN

Es el año 1974. Dos familias que conviven en el mismo barrio residencial de Quebec, dejan a sus hijos en un campamento durante 3 semanas. Eso les deja tiempo para estar solos. El problema es que no están en su mejor momento. De hecho, si alguno de ellos muriese, el resto hasta se alegraría. Una serie de acontecimientos inesperados, les harán llegar a ser una de las organizaciones criminales más conocidas de la región.

Sin duda alguna todas las sinopsis que he podido leer sobre Felizmente Casados se quedan cortas: nada hay que pueda explicar los acontecimientos que vamos a ver a lo largo de estos 10 capítulos de 45 minutos. Es imposible resumir de manera solvente la montaña rusa de locura, humor y drama a la que vamos a ser testigos. Y eso es buena señal: la serie evoluciona, sorprende, juega con nuestras expectativas.

Nada de lo que pasa en los primeros capítulos es lo que esperamos: esa violencia que sabemos que va a llegar, tarda, pero mientras tanto, nos presentan a unos personajes anodinos que tienen más capas que lo que su disfraz inicial nos muestra.

El elenco protagonista de Felizmente Casados se come la pantalla

El sentimiento que mejor define lo que los actores principales ofrecen a Felizmente Casados es el que se me quedó grabado al terminar el último episodio: quiero volver a verles juntos. Marilyn CastonguayFrançois LétourneauPatrice RobitailleKarine Gonthier-Hyndman Sophie Desmarais son los encargados de dar vida a unos personajes que lo necesitan, ya que al inicio están prácticamente muertos (por dentro). No son carismáticos en exceso, no tienen unas vidas apasionantes: y eso hace que cuando los acontecimientos empiezan a desfilar, todo sea más cómico, más real y más cercano.

Tal vez me haya ayudado el no conocerles demasiado, aunque no es porque no hayan trabajado en el medio anteriormente, pero se me ha hecho difícil separar a los actores de los personajes. He sentido que los personajes tenían voz propia, y a la hora de defender los diálogos y las acciones, todos tenían su estilo y nada resultaba forzado.

Creo que hay un trabajo increíble detrás, ya que hay sentimientos muy contenidos que no son fáciles de expresar: cómo que nos creamos que una de las protagonistas quiera ver muerto a su marido. Y pasamos por el aro. Sin ningún tipo de esfuerzo. Nos lo comemos con patatas.

Un guion que nos hace pasar por todos los estados de ánimo

Felizmente Casados | Imagen cedida por Filmin

Felizmente Casados tiene un guion de François Létourneau que recorre todos los géneros que caben en la historia, y eso hace que el nivel de la serie se eleve más todavía. Por un lado es descorazonadora: la vida monótona de estas dos parejas nos resulta chocantemente dura, y nos hace reflexionar sobre el futuro. También nos hace luchar por lo que tenemos, y tratar de cuidar mejor a nuestras parejas: nosotros, vosotros, no queremos acabar así, creedme.

Después se convierte en una comedia de enredos, en la cual los protagonistas tienen muchos secretos que vamos descubriendo. Ocurren cosas, pero no sabemos quien es el culpable, y mientras tanto, vemos que un rifle no está en su sitio, donde antes si que lo estaba. En esos momentos, juega con nuestras expectativas: aún no sabemos de que palo va la producción canadiense, por lo que el suspense se apodera de nuestros cuerpos.

A partir de entonces, los personajes, que creíamos aburridos y agotados como para aguantar una ficción de 8 horas, empiezan a dar mucho de sí, a evolucionar y a sorprendernos. La escritura es sin duda inteligente y fresca, y aunque la acción se centre en los 70, podemos ver muchos paralelismos con la actualidad. Aunque esta época es cierto que nos regala muchos momentos cómicos.

Una comedia que tampoco tiene miedo

El sentido del humor de Felizmente Casados recorre los estilos más variados que podáis imaginar: desde los chistes escatológicos y sexuales, a las referencias a autores literarios y musicales de la época. Por un lado tenemos chistes políticos y sociales que pueden levantar algo de costra, y por el otro chistes burdos que por contraste y por ubicarse en un mundo peligroso, son aún más divertidos.

La serie es polémica, y lo sabe. Pero todo está perfectamente integrado en una trama muy loca, y en un contexto histórico que lo permite. El término lesbiana política es algo que ha resonado en mi cabeza cada vez que lo mencionaban. Era motivo de risa de algunos protagonistas, pero claro, ellos son machistas-capitalistas de la época. ¿Qué es lo que se critica sin pelos en la lengua? Exacto, todo. Hay mucha crítica, aunque con lo entretenidos que estamos, sea fácil pasarlo por algo.

Luego hay momentos de parodia total, y de rotura de lo que esperamos de algunas cosas, como por ejemplo, de un personaje que es la cabeza pensante de una organización criminal, y que nos lo pintan como un niño al que le encanta jugar a deslizarse por una colchoneta mojada en el jardín. Y lo más mágico de todo, es que esto no hace que el resto de la trama se torne tonta: aún así, y digo más, por estos detalles, todo es sumamente cercano.

La realización de Felizmente Casados es para aplaudir

Jean-François Rivard no tiene demasiadas cosas a sus espaldas, pero después de esto, tiene mi total atención. No solo el guion es inteligente, sino que la realización también sabe cómo jugar con nuestras expectativas. Los planos están perfectamente medidos, igual que los colores. El diseño de producción es increíble. En el primer capítulo hay una escena en la que el protagonista recorre una pequeña parte del barrio residencial en el que viven, y podemos ver gran parte del mismo. Y todo cuela. Todo es realista.

Aunque es posible que a veces no tenga el ritmo frenético de algunas series actuales, es cierto que lo que nos ofrece a cambio en esos momentos es mucho más gratificante. Además, los ritmos que va tomando son un fiel reflejo de los acontecimientos acontecidos. Una maravilla. Es lo mismo que le pasa con el uso de la música: está en contadas ocasiones, pero los sentimientos que genera son inmensos.

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Felizmente Casados | Imagen cedida por Filmin

Cinematográficamente hablando tiene secuencias de mucho valor, de generar suspense, de rematar chistes visuales, y sobretodo, de ocultar la violencia a su favor.

Perfectamente podríamos encontrarnos ante una serie llena de violencia, pero la serie oculta la gran mayoría, y por una buena razón: no solo nos hacemos nuestra imagen mental de lo ocurrido, sino que también nos hace sentir como la gente de ese universo que conoce las consecuencias pero no es testigo de lo ocurrido.

En el sexto episodio, al final, nos regalan lo que es para mi, el mejor momento de la serie. De hecho, lo puse otra vez nada más terminar. Se trata de un plano secuencia de un cura que llega a la casa de los criminales y ve todo lo que allí está pasando. Le seguimos, y somos participes del despropósito y del momento en el que se encuentran esos personajes. Que se use un recurso como este para una secuencia tan cómica me parece sumamente valiente, y además, muy efectivo.

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Felizmente Casados funciona a todos los niveles

No bromeo, Felizmente Casados es de lo mejor que he visto en mucho tiempo. Una serie que recorre muchos géneros, muchos estilos de comedia, que construye a buen ritmo una historia bizarra pero cercana y creíble. Con ácida crítica social de la época, pero que nos deja mensajes para la actualidad. Una realización consciente de lo que quiere contar, y de su forma: hace auténticas proezas técnicas, y no solo para el drama, también hace justicia a la comedia, que es uno de los pilares fundamentales. Yo, a partir de ahora, he contraído un feliz matrimonio con esta maravilla.

Desde pequeño llevaba las cintas de VHS al salón en vez de usar juguetes. Crecí viendo cine, estudié realización y guion. Comparto el cine, mi estilo de vida, en CasadoConElCine. Una película no acaba en la pantalla, continúa en la conversación que crea.

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