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Críticas de cine

‘La cárcel de curas’, un documental que libera la verdad

Un reencuentro con un pasado difícil

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4.5/5

Todos tenemos claro que la realidad supera la ficción en muchos casos, y que por ello, un buen documental puede ser más interesante que cualquier historia inventada por un guionista. A lo largo de la historia se han dado momentos de represión que pueden ser dignos de la mejor de las distopías cinematográficas, y ha habido héroes que harían que Marvel se plantease su estrategia. En el caso de La cárcel de curas conoceremos una historia que mezcla estos dos elementos, con una narración ágil y emotiva que nos cuenta el pasado desde el presente, jugando con el tiempo y la narración.

La historia que trasciende al tiempo

Es difícil vivir en España y no conocer muchas de las cosas que acontecieron en la época de Franco. Seas de la corriente política que seas, es fácil coincidir en que una dictadura es algo que ningún ciudadano desea. La libertad de expresión debe existir, para todos, y si conocemos una represión, tenemos no solo el derecho, sino el deber, de denunciarlo con los medios que tenemos a nuestras manos. Eso es lo que hicieron varios curas allá por el año 1968.

El documental La cárcel de curas nos guía a través de cuatro curas que vuelven a visitar la prisión de Zamora en la que fueron condenados entre 1968 y 1976. Mientras somos testigos de su reencuentro para esta dura prueba, vamos conociendo la historia que les llevo a estar presos, sin llevar ellos a cabo ninguna acción violenta. Uno de ellos, lo dice bien claro en un momento de la película: “No sabíamos ni usar una escopeta”.

Utilizando el Concordato firmado con el Vaticano, fue Franco quien abrió esa Cárcel Concordataria, que se usaba únicamente para el encarcelamiento de gente relacionada con la iglesia. En ella estuvieron recluidos religiosos del País Vasco, Galicia, Cataluña y Madrid. Tenemos testimonios de todos ellos, y creando un relato rápido pero con detalle, somos conscientes de que los temas que se tratan, acaban siendo universales.

La importancia de la forma en La Cárcel de Curas

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Imagen cedida por Bitanta

Los hechos que narra La cárcel de curas son los que son: no se pueden negar, están probados. Hay documentos, noticias, testimonios incluso de trabajadores de aquella prisión, lo cual le da pluralidad al relato. Pero sus realizadores, Oier Aranzabal, Ritxi Lizartza y David Pallarès deciden no quedarse únicamente con las claves de un documental al uso.

La música se convierte en una clave importante para el relato. Con los bertsos que uno de los curas va cantando desde el inicio del film, vamos entendiendo el contexto y los sentimientos que toda la situación le va provocando, a él, y a sus compañeros. Con estos cantos llenos de verdad, el documental adquiere unos tintes más poéticos que nos hacen empatizar automáticamente con este primer religioso al que vemos. Le vemos abierto, real, y nos quedamos con él.

También hay varios momentos en el que la pantalla se llena con unas secuencias animadas que siempre aportan información visual interesante que complementa lo que se está contando. Hay un momento muy relevante en el que uno de los protagonistas narra una paliza que recibió: la vemos representada con una animación más sugerente que explicita, pero mientras escuchamos el testimonio que narra las cosas con todo tipo de detalles, se torna en algo crudo y brutal. No solo se utiliza para momentos violentos, sino que nos van soltando pildoritas como esta continuamente.

La pluralidad de los territorios

Por mucho que comencemos La cárcel de curas por los presos vascos y la defensa del conflicto que en estas tierras había en aquella época, poco a poco el abanico se va abriendo y descubrimos que es algo que ocurrió en todo el país. En la prisión de Zaragoza, de unas condiciones lamentables, se juntaron gallegos, catalanes, vascos e incluso madrileños. Sin ninguna duda, el documental le da un espacio a todos, respetando los idiomas y haciendo justicia así con uno de los problemas del pasado. Todos unidos en un único relato.

También escuchamos a gente que desde fuera de España conocía el conflicto y luchaba por sacar a relucir la verdad, desde periodistas a gente de la iglesia que conocía el conflicto. Una de las cosas que más sorprende, sin duda, es el desconocimiento que había en la época sobre esta cárcel y la situación de estos curas. La población no lo sabía, y ellos, trataban a toda costa de que la gente se enterase. Estuvieron muy cerca, cuando trataron de fugarse. Entonces los medios dieron a conocer la situación, y eso fue una victoria. Sí, así de loca se pone la historia. La realidad supera la ficción, ¿no?

Antes la adversidades, un tono positivo

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Imagen cedida por Bitanta

Las condiciones no eran buenas: la comida escaseaba, no tenían manera de combatir el afilado frío de Zamora… Pero el documental, y sus protagonistas, aunque sí que cuentan esto, tratan de contarnos también la parte buena, si es que eso es posible. Pero lo consiguen. Ver a estos hombres que se hicieron amigos hace años, encarcelados, recordar las cosas con anécdotas, es una delicia. Nos cuentan las buenas migas que hicieron allí, las ganas que tenían siempre de hacer todos juntos, las amistades que forjaron. Hay una anécdota muy emotiva sobre un catalán que llega, y mientras está solo, en aislamiento, comienza a escuchar al resto de presos cantar una canción en su idioma. Un momento emotivo, que nos hace ver que todo es posible.

En las conclusiones finales es muy interesante ver cómo los distintos religiosos hablan de cómo una experiencia como esta les cambió. La pluralidad aquí también es muy importante, ya que vemos reacciones de todo tipo. Muy extremas, más tranquilas, pero sobre todo, diferentes. Porque así es: cada uno lucha contra las adversidades a su manera, como se dice en un momento de la película.

La Cárcel de curas es un documental interesante y emotivo

Luchar contra la represión siempre es digno de admirar, y conocer historias que podíamos no conocer relacionadas con un periodo histórico que a priori conocemos siempre es sumamente interesante. La cárcel de curas es un documental que da voz a unos religiosos que fueron encarcelados por denunciar las condiciones de su pueblo en las misas, por llevar la contraria. Nos lo cuenta desde un punto de vista emocional, mientras nos narra los hechos, con pruebas de noticias de la época y gran cantidad de testimonios. Se permite deleitarnos también con poesía, en forma de canciones y de animaciones. 85 minutos de documental con muy buen ritmo y que nos dejará con ganas de comentarlo cuando acabe. Esa es la meta: que podamos hablar con libertad y llevar la contraria a quien haga falta.

Desde pequeño llevaba las cintas de VHS al salón en vez de usar juguetes. Crecí viendo cine, estudié realización y guion. Comparto el cine, mi estilo de vida, en CasadoConElCine. Una película no acaba en la pantalla, continúa en la conversación que crea.