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Críticas de cine

La chica y la araña: poesía para incomodar

La cinta se estrena en España tras recibir el premio a Mejor dirección en la Berlinale.

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2.5/5

El 16 de septiembre llega a las salas de cine, de mano de Vitrine Filmes, la película suiza La chica araña. La cinta, dirigida y guionizada por Ramon & Silvan Zürcher, se estrena en España tras recibir el premio a Mejor dirección en la Berlinale.

Sinopsis de La chica araña

Lisa se muda de casa. Mara se queda. Entre el trajín de cajas y los trabajos de pintura y carpintería, empiezan a abrirse abismos. El deseo invade los espacios de la casa y se pone en marcha una montaña rusa emocional. Una película acerca de una catástrofe en clave tragicómica. Una balada poética sobre el cambio y la fugacidad.

En La chica araña, los hermanos suizos Ramón y Silvan Zürcher componen un panóptico poético sobre formas de relaciones humanas, que serpentea entre un estudio de la vida cotidiana, un cuento de hadas y un retrato psicológico de un mundo frágil. Tras su éxito en la Berlinale con “THE STRANGE LITTLE CAT“(2013),”LA CHICA Y LA ARAÑA” es la segunda entrega de una trilogía sobre la unión humana. Una balada sobre la necesidad de cercanía y el dolor de la separación.

Crítica de La chica araña

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La chica y la araña | Imagen cedida por Vitrine FIlms

Cabe advertir a los espectadores que La chica y la araña no es una película formal a nivel narrativo. Podemos describirla como la historia de una chica que se está mudando en su nuevo piso mientras la ayudan a montar los muebles.

Una premisa sencilla pero con una enorme voluntad de transmitir lo inestables que pueden ser las relaciones humanas o el dolor tras una ruptura.

Serán las emociones y las expresiones (lentas, muy lentas) de los actores las que lleven el peso de la trama. Además los directores usan planos medios y primeros planos estáticos. Dejando que el espacio se llene por lo que no vemos: un vaso que se rompe, un perro que araña una puerta, un bebé que llora, alguien que grita… Creando así un estilo propio que le genera identidad a la cinta.

El silencio como forma narrativa

Las relaciones entre los personajes se forman con aleatoriedad. Mara y el chico de la mudanza. Comienzan una serie de miradas incómodas. Aguantan estas miradas tras decir sus líneas de diálogo alargando el silencio de las escenas.

Entonces todo se rompe con el contraplano. Es la madre de Karen, que atiende inmóvil a la escena desde el marco de la puerta, fijando su mirada en ellos. Haciendo una leve mueca y retirándose de escena.

Silencio. Miradas juiciosas por doquier. Manierismos a los que los directores recurren de forma constante, creando una respiración incómoda y opresiva en el apartamento. No habría funcionado igual de rodarlo cámara en mano.

Puede resultar un recurso exasperante si esperas que la trama llegue a algún sitio. Pero una vez comprendemos las normas del juego, estamos deseando que al menos haya un cierre que englobe todas esas ideas y estimulos visuales que nunca llegamos a ver.

Una poesia que no me transmite nada

Comprendo su voluntad poética, alejada por completo de la realidad (la habitación de rojo, los planos detalle de los objetos, las pesadillas…) pero siento que nunca llega a tocar las sensaciones a las que se refiere como el dolor tras una ruptura o la inmediatez que tenemos los humanos de sentir emociones por las personas.

Aplaudo igualmente la labor de sus cineastas. Como muchos otros antes que ellos, han encontrado las ventajas del cine independiente de bajo presupuesto: aprovecha la escasez en tu beneficio. Y eso no es tarea fácil.

Muchas pelis y libros pendientes de leer. Puedes escucharme en el podcast de Puro Vicio y en el de Soydecine.com.

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