Críticas de cine
La Ejecución: Un crudo relato detectivesco
La cruda ópera prima de Lado Kvatanitya llega a Filmin.
La Ejecución, una de las cintas más aclamadas de Sitges 2021 llega a Filmin este 15 de Julio.
Lado Kvataniya debuta como director cinematográfico con este largometraje ruso de carácter detectivesco protagonizado por Niko Tavadze, Daniil Spivakovsky y Yulia Snigir. Los acontecimientos que se narran están basados en la inquietante historia real de ”El Carnicero de Rostov”, un asesino en serie con más de 50 muertes en su historial que aterrorizaron durante años a la unión soviética.
Tráiler y sinopsis
En la era soviética, durante años, las fuerzas de inteligencia rusas han perseguido e investigado al asesino en serie más peligroso y despiadado más buscado de la nación. Una vez se consigue darle caza y atraparle, la justicia no logra adjudicarle ningún grado de culpabilidad y este queda impune.
El detective Issa Davydov pone en marcha una agresiva operación que se desembocará en un cruento interrogatorio para poner fin a la maldad del psicópata, pero la situación hará que se desdibujen las líneas morales del bien y del mal hasta sobrepasar límites terroríficos. A lo largo de diez interminables años, la vida personal del detective se verá completamente afectada y el conflicto interno será tan devastador que causará daños irreparables.
Crítica de La Ejecución
La Ejecución se sumerge sin paliativos en la psique de sus personajes, eclipsados y transformados por el venenoso efecto de una insaciable vorágine criminal de asesinatos en serie. La figura del investigador se enfrenta a la del psicópata en una cerebral partida de ajedrez en la que las posiciones son intercambiables. Este planteamiento sirve para realizar un seguimiento del deterioro que supone la exposición a un desafío mental de estas características.
El tratamiento noir del film enfatiza la sordidez de los sucesos. Su aspecto visual cargado de suciedad con un remarcado granulado en la imagen da un áspero acabado al conjunto. El uso de claroscuro envuelve a los personajes entre las sombras, difuminando así los límites morales. Se siembra así la duda en el espectador sobre quién es el verdadero monstruo. La colorimetría se mueve entre tonos sepia que se ven inundados por una marea roja cuando la sangre irrumpe en pantalla. La violencia brota esporádicamente durante el metraje y el director la plasma de forma visceral y sincera para impactar al público.
Memories of Murder de Bong Joon-Ho, Zodiac y Mindhunter de David Fincher o Encontré al Diablo pervertían los arquetipos propios de las figuras que representan a la ley y al criminal. Aquí se repite el mismo ejercicio para plantear al espectador un dilema complejo sobre la unión inevitable entre el bien y el mal. El conflicto traza una línea que se puede traspasar en ambos sentidos de forma inminente por parte de jueces y verdugos.
Memoria fragmentada
Uno de los puntos más llamativos de la propuesta es su narrativa fragmentada. Durante toda la cinta se suceden diversos flashbacks que interrumpen la acción en el tiempo presente y funcionan como piezas que completan el rompecabezas que supone el eje cronológico de la misma. El tiempo se delimita en una década situada entre los 80 y los 90, situando al espectador en varias ventanas temporales en las que transcurren todos los sucesos relevantes para entender los acontecimientos.
Mientras avanza la trama y se nos permite conocer más acerca de la metodología del escuadrón de investigación y del asesino, se vuelve más ardua la tarea de posicionarse en uno de los dos bandos. La ópera prima de Kvataniya supone un refrescante estudio psicológico camuflado en una clásica persecución de gato y ratón. La ambigüedad moral es tan asfixiante como estimulante en un universo infectado por la maldad.
