Críticas de cine
‘La Familia Bloom’, aprendiendo a volar
Glendyn Ivin dirige a Naomi Watts y Andrew Lincoln en un emocionante drama de autosuperación

Conmovedora. Así definiría a La familia Bloom, la cinta dirigida por Glendyn Ivin y protagonizada por Naomi Watts (Lo imposible, Mullholand Drive…) llega este viernes a las salas de nuestro país. Una película basada en una historia real y que de alguna manera adapta el libro Sam Boom: Heartache & Birdsong, escrito por Cameron Bloom y Bradley Trevor Greive.
Sinopsis de La Familia Bloom
La historia de La familia Bloom arranca en Tailandia. Samantha (Naomi Watts) y su marido Cameron (Andrew Lincoln), amantes incondicionales del mar y el surf, programan un viaje idílico junto a sus tres hijos. Un viaje de ensueño que pronto se convierte en una terrible pesadilla.
Samantha cae al vacío tras un accidente y queda parapléjica. A partir de ese momento la vida de los Bloom cambiará para siempre. Todos tendrán que adaptarse y aceptar que Sam jamás volverá a ser la misma. La llegada de Penguin, una joven urraca que no puede volar, ayudará a Samantha a entender la verdadera esencia de la vida.
Una historia real
La segunda cinta del australiano Glendyn Ivin (Last Ride), prolífico director de series, arranca con una breve descripción de aquel fatídico suceso, para luego avanzar y encontrar a los Bloom viviendo su nueva normalidad.
Samantha padece depresión, no puede hacer casi nada y necesita atención constante. Pasa las horas acostada a oscuras en la cama mientras Cameron, su marido, se encarga de sus tres hijos.
Basada en una historia real, La familia Bloom pone sobre la mesa algunos debates como la autosuperación, el valor de la familia y la importancia de cuidar a los animales y la naturaleza. Porque aunque todos y cada uno de los actores están más que solventes (sobre todo Watts), la protagonista indiscutible de la película es esa pequeña urraca que llega a la familia para darles a todos (y a los espectadores) una valiosísima lección.
La fotografía, además, está muy cuidada. Hay muchos planos que nos muestran la belleza de las playas australianas, y se nota que se ha puesto mucho cariño a la hora de rodar algunas escenas.
Clínex fuera

La historia está contada desde el punto de vista de Noah (Griffin Murray-Johnston), uno los hijos de los Bloom. Comienza con el accidente y podríamos decir que se divide en dos partes: la primera está ligada a las dificultades que tiene que vivir Sam, y la segunda (la que más me ha emocionado) tiene que ver con el pequeño Penguin ¿Puede un pájaro herido ayudar a una persona accidentada a recuperar sus ganas de vivir?
Cierto es que suena a historia típica de autosuperación. Y precisamente lo mejor que puede decirse de La familia Bloom es que por lo menos evita algunos de los tópicos de este tipo de historias. Hay otros que están ahí, a la vista de todos. Es cuestión de cada espectador decidir con cuántos pueden convivir y emocionarse: Una mujer paralítica que encuentra la inspiración en los avances de un pájaro que al principio no puede volar. La metáfora es tan obvia que la película, en lugar de recargarla y abusar de ella, la utiliza de manera casi siempre lateral, dando prioridad al conflicto de esa mujer atrapada en un cuerpo que no responde.
La Familia Bloom es sorprendentemente correcta
Quizá la mayor sorpresa haya sido ver a la pequeña urraca “actuar”. Saber que hay poquísimo CGI (y cuando digo poquísimo es que solo hay una escena) detrás de este peculiar pájaro, hace que empaticemos aún más con los Bloom y su historia. Además esto dota a Penguin de mucha personalidad, y sirve también para hacernos entender que tenemos que cuidar la naturaleza y a los animales. Que hasta una pequeña urraca tiene sentimientos y es capaz de amar. Un mensaje muy importante y necesario.
La familia Bloom es una película pequeña, una fábula de superación a las dificultades que pueda suponer quedarse paralitico. Una cinta más interesante de lo que puede parecer a priori y de esas que nos tocará el alma manteniendo siempre la sensiblería a raya. De cualquier manera, si optáis por verla, no olvidéis vuestros paquetes de clínex.

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