Críticas de cine
Crítica de La huérfana: Primer asesinato
Trece años después de La huérfana de Collet-Serra, Esther vuelve a las andadas en La huérfana: Primer asesinato
El director estadounidense William Brent Bell vuelve al terror con La huérfana: Primer asesinato, una de las películas de miedo más esperadas de septiembre. El cineasta coge el testigo del catalán Jaume Collet-Serra trece años después de que este estrenara la primera parte en 2009.
Brent Bell y el terror van de la mano en una carrera plagada de títulos tan conocidos como The boy (2016) y su secuela, Stay Alive (2006) o The devil inside (2012).
La huérfana: Primer asesinato sirve de precuela al universo creado por David Leslie Johnson y cuenta de nuevo con Isabelle Fuhrman como protagonista.
La película estrenada simultáneamente este mes en cines, vídeo a demanda y Paramount + en Estados Unidos, llegará a las salas de cine españolas el próximo 9 de septiembre.
La huérfana: Primer asesinato es una precuela cuestionable
No conozco a nadie que tras ver La huérfana de Collet-Serra dijera que estaba deseando revisitar la historia de Esther.
El guion de Leslie Johnson era correcto y la historia se dejaba ver, sin más. La huérfana era una historia entretenida con un final de esos en los que el mago nos sorprende sacando un conejo del sombrero de copa y nos íbamos a casa relativamente satisfechos.
Niños malvados en el cine los ha habido siempre. Algunos actuaban solos como en La profecía (Donner. 1976) , El buen hijo (Ruben. 1993) o Expediente 39 (Alvart. 2010) y otros, acompañados: ¿Quién puede matar a un niño? (Ibáñez Serrador. 1976) , El pueblo de los malditos (Rilla. 1960) y un largo etcétera.
Lo único que salvaba a La huérfana de caer en el montón de la mediocridad era ese giro de guion final que aportaba algo de originalidad al género de terror infantil. El resto dejaba pocos hilos de los que tirar para expandir la historia.
El primer asesinato de Isabelle Fuhrman
Ninguna de las dos películas tendría sentido sin la joven actriz nacida en Washington. Fuhrman se hizo con el papel de la primera parte tras una exhaustiva búsqueda por todo el país.
La actriz tiene la capacidad de dotar a su personaje de la complejidad necesaria para que todo caiga en su sitio. Por eso, esta segunda parte no tenía sentido sin ella aún a pesar de la dificultad que eso suponía.
Cuando Fuhrman protagonizó la primera parte tenía doce años. La joven actriz -alerta de spoiler- bordó su papel de una mujer adulta que se hacía pasar por niña por culpa de una rara enfermedad genética. En esta segunda parte que, para rizar el rizo, cuenta los acontecimientos anteriores a lo que sucede en La huérfana, Fuhrman tenía veinticinco años. Hicieron falta varios dobles infantiles y un gran trabajo del equipo de maquillaje para conseguir llevar a cabo el proyecto.
Aunque al principio se valoró la opción de darle el papel a alguna actriz infantil, Fuhrman y Brent Bell decidieron que era ella la que debía volver a vestirse de Esther. La actriz ha estado muy metida en el proyecto desde el principio y no descarta volver a repetir el papel en el futuro.
Un telefilme de sobremesa
Aunque la idea original de esta segunda parte es del propio David Leslie Johnson (guionista de la primera La Huérfana), el encargado de desarrollarla ha sido David Coggeshall.
El guionista, que ha trabajado en la serie de televisión de la franquicia Scream, escribe aquí una historia que navega en el melodrama familiar en los dos primeros actos y que se precipita sin frenos hacia un atropellado final en el último.
Las motivaciones de algunos de los personajes principales son tan incomprensibles y desmesuradas que, cuando una repasa lo que acaba de ver en su cabeza, solo puede pensar en una mala película de sobremesa.
Además de la actuación de Fuhrman, lo mejor del primer film era la revelación final. Coggeshall es consciente de ello e intenta compensar que ya no tiene ese as en la manga con un giro de guion a mitad de historia. Un nuevo rumbo que, aunque resulta incomprensible en su concepción, es efectivo a la hora de crear tensión entre los personajes en el tramo final de la película.
Nuestra valoración de La huérfana: Primer asesinato
Una vez revelada la sorpresa de la primera parte, se nos antojaba difícil poder expandir el universo de La huérfana. Sin embargo, esta La huérfana: Primer asesinato de William Brent Bell aparece trece años después para continuar una historia que no necesitaba continuación.
Lo más destacable de la cinta vuelve a ser el gran trabajo de Isabelle Fuhrman como actriz protagonista. Todo un reto si tenemos en cuenta que Fuhrman repite el papel de una niña de diez años, teniendo ahora veinticinco.
Sin ser una película diseñada para perdurar en el tiempo, el guion de Coggeshall mantiene nuestro interés lo suficiente para llegar hasta el final e incluye algún que otro giro de guion efectista que nos mantiene entretenidos en todo momento.
Nadie pidió esta segunda parte y aún así, Fuhrman amenaza con una tercera. Deberíamos exigir algo más para que la historia de Esther merezca convertirse en una franquicia.
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