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Críticas de cine

Crítica de ‘La Piedad’, de Eduardo Casanova

No todo el mundo entrará en su juego

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4/5

Si algo tiene el cine en el que se respira la mano del autor es que siempre lo consideramos muy personal y podemos reconocer la persona que está detrás. Es el caso del director español Eduardo Casanova, que con su pulso narrativo y su característico estilo visual, consigue que le reconozcamos. En Soydecine.com hemos podido ver su última película, La piedad, y sin lugar a dudas hemos podido saber que se encontraba detrás a través de ese estilo único. Una película sobre la maternidad tóxica que sacó más de una risa y aplauso en la sala auditori del festival de Sitges.

Una historia profunda y simple a la vez

Los protagonistas de La piedad son Lili y Mateo, que son madre e hijo. Su relación es de una profunda dependencia. Viven acomodados en su asfixiante realidad hasta que a uno de ellos le diagnostican una enfermedad mortal. La mera idea de la separación provoca la aparición de su lado más tóxico y oscuro. Ese es el punto de partida, y es lo que la película explora de distintas maneras en sus 104 minutos de metraje. Dentro de lo narrativo, en lo que se refiere a guion, es algo bastante sencillo, un problema que se ve de manera explicita el mensaje que quiere transmitir. Incluso hay una subtrama que aparentemente parece ajena a la trama principal, pero que enseguida comprendemos que es una metáfora muy clara del conjunto del mensaje, lo cual funciona muy bien en los momentos finales de la película.

Aunque en La piedad la historia sea sencilla, los sentimientos que transmite son complejos y profundos. La maternidad tóxica, en la que se juega a la sobreprotección, es algo que enseguida podemos comprender. La película va dejando distintos momentos que lo hacen ver de distinta manera, incluso un momento en el que se habla de la necesidad de ser necesitados. Crea momentos muy incómodo respecto al tema, lo cual siempre v a ser señal de identidad del director, parece ser.

Un estilo muy característico

Está claro que lo que define a La Piedad como película es su estilo, la imaginación que demuestra el director a mostrarnos un universo propio no solo temáticamente sino en la construcción de un universo único, con el minimalismo surrealista en sus decorados, lleno de música que a priori está fuera de contexto pero que narra muy bien la situación, y de imágenes perturbadores, y que como dijo Macarena Gómez en la presentación: “lleva a los actores a límites que no pensarían llegar”.

Este estilo particular puede sacar a mucha gente del relato, si no conecta con el universo surrealista planteado, que a veces está más cerca del teatro, y otras más cerca del cine más experimental. La empatía no llega por los mecanismos narrativos clásicos, sino por la comprensión del tema tratado, y para eso hay que entrar en el juego del director, que no siempre es fácil.

Como ya nos enseñó en Pieles, su anterior trabajo, es capaz de crear cosas visualmente desagradables con el fin de hacer llegar el mensaje a través del impacto: en La Piedad el tema y la historia son más sencillos, pero tiene también imágenes de esa índole, aunque aquí lo más importante sea lainteracciión entre personajes.

Unas actuaciones perturbadoras

Está claro que para hacer el tipo de películas que realiza Eduardo Casanova hay que tener un casting que pueda explicitar lo que el necesita, y en La Piedad, la palma se la lleva Ángela Molina, que interpreta a la madre posesiva de este relato, que nos regala momentos muy dramáticos, pero también mucha comedia negra e incomoda. Un papel muy interesante con muchos matices sobre todo en sus gestos.

Manuel Llunell también tiene un papel complicado, y desde luego es algo que brilla en el film: su frágil imagen, sus ganas de escapar continuamente en su mirada… Lo transmite muy bien. Po no hablar del maravilloso maquillaje que tan bien hace a la película. Tienen un momento madre e hijo enn la parte central del film que es espeluznante. Ana Polvorosa tiene una escena en la que lo da todo como actriz en la pantalla, y su personaje tiene uno de los momentos más tristes de la película, que es un dialogo que rompe en dos parte de la actitud de la protagonista.

‘La Piedad’ no es para todo el mundo

VIDEOCRÍTICA DE LA PIEDAD | CANAL DE SOYDECINE.COM

Esta claro que La Piedad no gustará a todo el mundo, ya que su estilo es bastante particular y personal, y no todo el mundo entrará en su juego. Pero el mensaje llega alto y claro, entretiene y divierte, genera debate y está muy bien realizada, a su especial modo. Desde soydecine.com siempre os animamos a que veáis las películas y juzguéis vosotros mismos, y desde luego, con Eduardo Casanova nos encontramos con una de las voces más variopintas del cine español.

Desde pequeño llevaba las cintas de VHS al salón en vez de usar juguetes. Crecí viendo cine, estudié realización y guion. Comparto el cine, mi estilo de vida, en CasadoConElCine. Una película no acaba en la pantalla, continúa en la conversación que crea.