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Críticas de cine

Living: Nunca es tarde para empezar a vivir

El director sudafricano Oliver Hermanus versiona en Living, la película Ikiru que Akira Kurosawa dirigió en 1952.

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El director sudafricano Oliver Hermanus versiona en Living, la película Ikiru que Akira Kurosawa dirigió en 1952.

Hermanus traslada la historia de Japón a Inglaterra, manteniendo la esencia de la original, y le da el papel principal al veterano actor británico Bill Nighy.

La cinta se estrenó en el pasado festival de Sundance y llegará a los cines españoles el próximo 4 de enero.

El origen de Living

TRÁILER LIVING (2022) | SONY PICTURES CLASSICS

En 1952 Akira Kurosawa dijo haberse inspirado en la novela del escritor ruso Leo Tolstoy La muerte de Ivan Ilyich para el guion de Ikiru.

La película trataba temas tan universales y atemporales como la familia, el sentido de la vida o la monotonía del trabajo burocrático. Por eso, Living sigue estando vigente hoy en día y seguimos siendo capaces de empatizar con su protagonista.

Para adaptar el guion de Kurosawa nadie mejor que el escritor ganador del Nobel Kazuo Ishiguro. El novelista nacido en Nagasaki y criado en Surrey parecía el más indicado para trasladar la historia de Japón a Inglaterra. Además, Ishiguro es aclamado mundialmente por su manejo de las emociones y Living es, ante todo, una historia de emociones.

La universalidad de Living

Living usa la muerte para cantarle a la vida. El sentido de la vida se convierte en una espada de Damocles en aquellos que vamos cumpliendo años.

Mr. Williams, interpretado por un soberbio Bill Nighy, no parece plantearse el sentido de su vida hasta que recibe los fatales resultados de un análisis de sangre. En ese momento, con la fecha de caducidad impregnando su existencia, decide que es el momento de hacer algo de lo que sentirse orgulloso.

Su relación con su familia tampoco ayuda. Comparte casa con un hijo y una nuera que no le prestan ninguna atención y que solo parecen interesados en asuntos económicos.

Para intentar disfrutar de la vida, recurre a los consejos de la única trabajadora de su empresa. La joven Margaret Harris, interpretada magistralmente por Aimee Lou Wood, parece encontrar, a ojos del señor Williams, alegría en todo lo que hace. Algo de lo que él es incapaz.

Bill Nighy en su mejor papel

El actor británico llevaba más de veinte películas a sus espaldas cuando el histriónico rockero pasado de vueltas de Love Actually le hizo traspasar todas las fronteras.

Después, ha seguido trabajando sin parar. A razón de varias películas por año, casi siempre como actor de reparto. El mundo conocía el lado gamberro y socarrón que impregnaba a sus personajes. Un carisma que hacía que sus personajes nos cayeran bien incluso aunque el guion nos invitara a lo contrario.

Poco se ha explotado su lado contenido y lleno de matices como el que muestra en Living. La actuación de Nighy es tan moderada como lo es su personaje. Aún así, se le adivinan toda una infinidad de sentimientos en los sutiles gestos que nos regala.

Nuestra valoración de Living

Al igual que la Ikuro que Kurosawa dirigió a mediados del siglo pasado, la versión de Hermanus busca dejar poso en el espectador. El drama de un hombre atrapado en la rutina nos recuerda lo efímero de la vida y nos invita a hacer de ella una experiencia memorable.

A veces, esa búsqueda de sentido pasa simplemente por hacer mejor la vida de los demás. Tener un impacto, aunque sea mínimo, en la vida de los otros.

El mensaje no es novedoso. De hecho, en un servidor resulta hasta contraproducente. La sociedad nos pone una zancadilla tras otra mientras nos manda mensajes de cumplir nuestros sueños. Aún así, sea o no efectiva la moraleja de Living, lo cierto es que estamos ante un Bill Nighy en estado de gracia y, solo por eso, merece la pena acercarse a las salas.

Nacido en Las Palmas. Licenciado en filología inglesa. Autor del libro de relatos "Siluetas" y de las novelas "Las sombras que fuimos" y "Los alterados". Cocreador de la página de cine B Entre ninjas y lagartos. Actualmente reside en Maine (EEUU)