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Críticas de cine

M3GAN: decadencia tecnológica

Producida por Jason Blum y James Wan, M3GAN está dirigida por el galardonado cineasta Gerard Johnstone

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2/5

M3GAN, el nuevo blockbuster de terror de Universal, llega a los cines el próximo 4 de enero.

Producida por Jason Blum y James Wan, M3GAN está dirigida por el galardonado cineasta Gerard Johnstone (Housebound) a partir de un guion de Akela Cooper (Maligno, La monja 2) basado en una historia de Akela Cooper y James Wan. La película también cuenta en su reparto con Ronny Chieng (Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos), Brian Jordan Alvarez (Will & Grace), Jen Van Epps (Cowboy Bebop), Lori Dungey (El señor de los anillos: La comunidad del anillo, versión extendida) y Stephane Garneau-Monten (Straight Forward).

Universal Pictures y Blumhouse presentan una producción de Atomic Monster en asociación con Divide/Conquer. La producción ejecutiva de la cinta corre a cargo de Allison Williams, Mark Katchur, Ryan Turek, Michael Clear, Judson Scott, Adam Hendricks y Greg Gilreath.

Sinopsis de M3GAN

M3GAN es una maravilla de la inteligencia artificial, una muñeca realista programada para ser la mejor compañera de los niños y la mayor aliada de los padres. Diseñada por Gemma (Allison Williams de Déjame Salir), una brillante robotista de una compañía de juguetes, M3GAN es capaz de escuchar, observar y aprender mientras se convierte en amiga, profesora, compañera de juegos y protectora del niño al que se vincule.

Cuando, inesperadamente, Gemma se convierte en la cuidadora legal de Cady (Violet McGraw, La maldición de Hill House), su sobrina huérfana de 8 años no sabe muy bien qué hacer ni se siente preparada para ejercer de madre. Sometida a un intenso estrés laboral, Gemma decide vincular su prototipo de M3GAN a Cady en un intento por resolver ambos problemas…, pero no tardará en descubrir las inimaginables consecuencias de su decisión.

Crítica de M3GAN

M3GAN se erige durante la mayoría de su metraje como una sátira que divaga sobre el abuso de poder de las mega-corporaciones tecnológicas, la peligrosidad del ambicioso avance en el campo de las inteligencias artificiales o la rápida sustitución del afecto humano por los ecosistemas digitales. Todo ello se dibuja con un trazo burdo, poco sofisticado, apilando ideas estimulantes que se ven desmerecidas por una ejecución habitualmente paupérrima.

La crítica social que propone el film, certera y auto-consciente (quizá demasiado) apunta hacia inquietudes contemporáneas universales. La conexión con lo virtual provoca una desconexión inevitable con la realidad, originando una necesidad feroz de mantenernos aferrados a la interacción constante con dispositivos huecos capaces de generar placenteras dosis de dopamina.

Esta llamada de atención es algo contradictoria si tenemos en cuenta que el propio lenguaje de la obra es cercano al impuesto por el algoritmo, esclavo de la verborrea visual habitual de reels o clips de TikTok. La mayoría de las set-pieces están explícitamente interesadas en exprimir la naturaleza viral de las mismas. La muñeca M3GAN realiza bailes de forma arbitraria en momentos de alta tensión o entona Titanium de Sia y David Guetta como canción de cuna. Este tipo de gestos son síntoma de una desesperada intención de convertirse en tendencia, el afán obsesivo por ocupar cada uno de los caracteres de los tweets más polémicos y el deseo de colmar las miniaturas sensacionalistas de YouTube.

Uncanny Valley

La planificación visual, localizada mayoritariamente en entornos diáfanos, responde al look corporativo común a los departamentos de I+D. El diseño de producción es discreto y se siente mermado cuando los tiros de cámara se alejan de la planificación general de la acción, fundamentalmente compuesta por diálogos con encuadres cerrados. Los métodos por los que Gerard Johnstone opta a la hora de abordar la acción más física exponen ciertos defectos como realizador.

El diseño del personaje céntrico del film, la muñeca inteligente es frustrado por una aproximación caricaturesca y desbalanceada. Su look, híbrido entre un ser humano y una babydoll, no se siente natural, los numerosos VFX aplicados en su rostro para articular cada gesto terminan disparando la inquietud que caracteriza al uncanny valley. El resultado desemboca en una flagrante sensación de ridículo, seguro podrán brotar numerosas carcajadas durante las sesiones en las que se proyecte la película, dudo que estas sean amables y amistosas.

Conclusión

M3GAN no es más que un intento fallido, su formulación tímida de ciertas reflexiones sobre la predominante presencia de lo digital en nuestras vidas no es lo suficientemente brillante como para pasar por alto sus obvias carencias. A pesar de utilizar códigos comunes a los blockbusters modernos de terror, la cinta se queda en tierra de nadie por su falta de valentía. No cuenta con el arrojo suficiente como para encontrar su lugar en una cartelera plagada de propuestas más equilibradas e inspiradas. Chucky puede estar tranquilo, todavía no ha encontrado rival alguno.

Crítico de cine, realizador audiovisual, coleccionista y analista de la temporada de premios.

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