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Críticas de cine

Mía y Moi, un drama íntimo sobre el dolor

Borja de la Vega debuta con una ópera prima solvente

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3/5

Entre todos los productos que nos muestran una historia rápida, en la que nuestras cabezas no tienen tiempo para descansar del continuo bombardeo de entretenimiento en muchas ocasiones vacío, a veces necesitamos recordar que el cine no deja de ser un arte. A veces necesitamos que nos hagan sentir cosas, o al menos, que nos creamos que los personajes que ocupan la pantalla las están sintiendo. De verdad. Por eso a veces necesitamos cintas con pocas localizaciones, pocos personajes, y una historia que les ponga contra las cuerdas. Y son estos los elementos que hacen que “Mía y Moi”, la ópera prima de Borja de la Vega, funcione.

El sutil guion de Mía y Moi

“Mía y Moi” son dos hermanos muy unidos que se retiran a una casa familiar en mitad del campo para poder superar la muerte de la madre de ambos. A él le acompaña su novio. A Moi le ha afectado mucho el suceso y no le queda otra que medicarse para poder seguir adelante.

Eso es todo lo que tenemos que saber para entrar en la película, que a lo largo de sus 107 minutos nos deja caer la información con cuentagotas. Nos enfrentamos a una cinta contemplativa, y de hecho, lo que mejor funciona, son esas escenas que rezuman cercanía, que nos demuestran que la vida es triste y alegre a partes iguales. Intuimos que el pasado familiar de los protagonistas ha sido duro, sobre todo por parte del padre, pero el libreto es suficientemente inteligente como para no darnos explicaciones de nada.

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Mia y Moi | Imagen cedida por Filmin

Esta decisión es muy valiente, ya que entendemos que la película muestra el momento en el que deciden desconectar, y por lo tanto no tiene demasiado sentido que se pongan a hablar explícitamente sobre su pasado, y más teniendo en cuenta el sufrimiento que ello les causa. Pero también es verdad que crea una barrera emocional entre los personajes y los espectadores. Ya de por sí, la condición mental y emocional del protagonista es complicada de comprender, que, sumado a esa barrera para la empatía, nos saca un poquito del film.

Unas interpretaciones interesantes

Cuando una película juega a centrar su fortaleza en los personajes, como es el caso de “Mía y Moi”, la elección de los actores no puede ser más importante. Probablemente el personaje más difícil de interpretar es el de Moi, ya que su estado mental es difícil de trasladar. Sin embargo, Ricardo Gómez consigue algunos momentos brillantes. Es ciertos que no es así en todo el metraje, pero es también por algunas escenas que desde guion se lo ponen complicado.

Mía, interpretada por Bruna Cusí, la hermana, es, para mí, la que tiene el mayor peso para hacer avanzar la película, y en muchos momentos se echa todo el peso a su espalda, y sale bien parada. Igual que los otros dos actores, Eneko Sagardoy y Joe Manjón, que interpretan a las parejas de los protagonistas. Hay una línea de dialogo que los pone en sus sitios: “Esta no es vuestra historia “les dicen. Pero os aseguro que se ganan sus puestos, y nos transmiten las mismas cosas que los personajes que dan título a la película.

Algo que siempre tenemos en cuenta es que, en este tipo de películas de personajes, el entorno es también uno más. La casa en la que pasan gran parte de la película está muy bien definida, y es un fiel reflejo de cómo están los personajes internamente. El trabajo de puesta en escena es sencillo pero efectivo. Igual que la fotografía de Álvaro Ruiz, que nos muestra muchas veces la poesía en una situación muy dura.

Trata más temas de los que parece mientras las vemos

Obviamente “Mía y Moi” trata sobre el dolor: el punto en el que se encuentran los personajes lo deja bien claro. Pero cuando reposamos lo que hemos visto, nos damos cuenta de todos los temas importantes que hemos respirado, y todo lo que podemos debatir alrededor de los acontecimientos acontecidos. Desde la pérdida, hasta las distintas maneras en las que se puede manifestar una violación. Desde el juego de poder en las relaciones, hasta lo difícil que puede llegar a ser querer a alguien que ya no nos trata como antes. ¿De quién es la culpa? ¿Merece la pena?

A pesar de que puede parecer que lo que vemos es un desfile de escenas con poca conexión entre ellas, nos damos cuenta de que nada más lejos de la realidad. Hasta la conversación más banal nos está contando algo. Borja de la Vega lo tiene en cuenta, y lo tiene todo calculado. No sabemos si en el rodaje ya era así, pero desde luego lo que se ha quedado en el montaje final, aporta continuamente.

Un desenlace inesperado

Es cierto que “Mía y Moi” mantiene un tono especifico durante todo su metraje, y no lo suelta hasta el final. Podríamos decir que la película se cuece a fuego lento, pero no sería del todo acertado. La película simplemente deja que los ingredientes hagan lo suyo, pero tampoco vemos que quiera llegar a ningún plato en concreto. Creemos que solo quieren hacernos sentir y pensar. Pero el desenlace da un vuelco, y ace que nos planteemos mejor a los personajes, y nuevamente, nos hagamos más preguntas.

Mía y Moi es una ópera prima solvente

Decidir una historia para debutar en el cine nunca es tarea fácil, ya que puede definir tu estilo y lo que se espere de ti en próximos proyectos. Borja de la Vega ha demostrado, al menos, valentía. Su historia tiene personajes extremos, llenos de amor y de contradicciones. Llenos de dolor y de reacciones que puede que no comprendamos del todo. Pero desde luego nos hace pensar, a través de sus diálogos y de sus imágenes. La poesía que hay em buscar el color de las personas, por ejemplo, son momentos que funcionan incluso fuera del contexto fílmico. Son inmortales.

Aunque a ratos se crea una barrera entre la realidad que la pantalla trata de rezumar y el espectador, en general nos encontramos con un drama que funciona. Los actores juegan con los personajes de manera creíble, teniendo todos ellos algún momento brillante que se nos queda en la cabeza. El uso de las metáforas, como por ejemplo con los desnudos, nos cuentan que la película sabe lo que hace, igual que la puesta en escena. Hay un concepto de realización, y se mantiene durante sus 107 minutos. Cómo ópera prima, Borja nos deja con ganas seguirle la pista. Y eso no es poco.

Puedes ver Mía y Moi en Filmin

Desde pequeño llevaba las cintas de VHS al salón en vez de usar juguetes. Crecí viendo cine, estudié realización y guion. Comparto el cine, mi estilo de vida, en CasadoConElCine. Una película no acaba en la pantalla, continúa en la conversación que crea.