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Críticas de cine

Crítica de ‘¡Ni te me acerques!’ de Norberto Ramos

El director se sumerge en la sociedad COVID para ofrecernos un divertido punto de vista.

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3/5

Si nos llegan a contar hace años que íbamos a estar así, no nos lo creeríamos. Han cambiado muchas cosas y hemos vivido momentos históricos, por desgracia. La gente ha muerto y el mundo se ha transformado económica y socialmente. Pero a pesar de que tenemos que seguir cuidándonos los unos a los otros, tenemos que seguir tirando, y Ni te me acercaspelícula de Norberto Ramos del Val, es un grito a ello: estamos mal, pero vamos a dedicar hora y media a reírnos, por favor.

La pandemia es solo el contexto


Sí, la acción ocurre durante la primera cuarentena que nos trajo la COVID, pero la historia no se limita a eso. El protagonista es Juan, que decide retirarse a un Balneario en la época en la que está cerrado para currar como guarda mientras escribe su novela. La pandemia le pilla en Ariño, un pueblo del que conocerá a muchos de sus habitantes. Las tensiones entre personajes no tardarán en llegar, pero en clave de comedia de enredos.

La sucesión de sketches funciona, pero de fondo tenemos reflexiones constantes sobre el aislamiento, y, especialmente, también sobre el proceso creativo. Es por esta razón por la que Ni te me acerques va cambiando de género a menudo, teniendo momentos brillantes que albergan sorpresas. La similitud con el argumento de El Resplandor, la novela de Stephen King y la película de Kubrick, se trata de manera graciosa, pero que funciona.

El peso de los actores

Sin duda, nos encontramos ante una cinta de personajes, por lo que el peso de los actores es grande. Edu Ferrés como protagonista es simpático y cae bien, que es muy necesario en su rol, y lo acompañan muy bien Emilio Buale y Rubén Hernández.

Debutando, tenemos a Rosalía Mira, la chica por la que Juan, nuestro protagonista, hará aflorar sus sentimientos. Rosalía tiene carisma y en la primera mitad del film consigue desarrollar a una misteriosa cajera de supermercado. Poco a poco la vamos conociendo más, y vemos cierta complejidad que se agradece. Para ser su debut no está mal, pero desde luego hay alguna secuencia en la que su interpretación se vuelve exagerada, sacándonos de ese momento dramático en concreto.

También es cierto que el tono de la comedia es extremo, con cambios bruscos en el guion (que dentro de la atmósfera creada quedan orgánicos), pero hay algunos modos de presentar personajes que chirrían un poco.

En el guion del propio director junto a Manuel Riquelme e Iván Reguera hay ciertos puntos que me han molestado, sin empañar el resultado final, pero que sí que creo interesante comentar. Y es la facilidad con la que Juan toma la decisión de seguir flirteando con Alicia, la chica que le lleva la compra dado que él no puede salir. La manera en la que presentan por videollamadas a la futura mujer de Juan, es simplista y no funciona: es neurótica y vegana. Cuando esto ocurre llevamos poco tiempo en esa atmósfera cómica, y cuesta tragar con esto. Unos minutos más y tal vez no hubiese molestado tanto. Cosa de timing.

Los chistes pandémicos de Ni te me acerques

Lo que va bien de timing es el estreno de Ni te me acerques La grabaron en verano, cuando parecía que las cosas estaban mejor, pero aún así tuvieron condiciones de seguridad obligatorias. Las cosas al final no han mejorado, y eso hace que el tema de Ni te me acerques este aun de actualidad (lo cual no importaría puesto que este tema no lo vamos a olvidar fácilmente). Los chistes sobre mascarillas, distancia de seguridad y gel hidroalcohólico están ahí. Son los que todos hemos pensado alguna vez, pero es genial verlos en pantalla. La incomodidad de saludar a alguien es algo que yo he experimentado a lo largo de este año y me ha hecho mucha gracia verlo.

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También vemos de manera superficial, ya que no es el objetivo de la película, las distintas actitudes frente al virus, sobre todo de mano de los secundarios Evaristo y Antonio. Hay detalles con los que podemos quedarnos (con un par de copas de más a Juan le da igual la distancia de seguridad y todo lo demás) pero simplemente se ponen encima de la mesa con humor, en ningún momento la película trata de hablar de esto.

Algunas decisiones técnicas que nos chocan

En los primeros 6 minutos de Ni te me acerques a Juan se le estropea el coche, y se para cerca del bar del pueblo. Al abrir el capó aparece un humo que nos indica que el vehículo está muy estropeado. Pero se nota demasiado el digital, y al llevar sólo 6 minutos, nos quedamos con ello. El coche puede fastidiarse de muchas maneras y no necesitamos verlo físicamente. Pero no empaña la intención del film.

También tenemos algunos momentos en que los personajes tienen la voz grabada a posteriori, y eso nos sacude en el sofá: canta mucho que está colocado después. Igual que las voces del teléfono al inicio de la cinta, que tiene cierta gracia que no se les entienda, pero la conversación dura demasiado, alargando el chiste. De todos modos, todo esto se queda en un segundo plano ya que la cinta tiene un gran ritmo, sabe jugar con las elipsis y tiene una segunda mitad llena de cambios que no dejan respiro.

Ni te me acerques habla de algo sencillo en una situación complicada

El guion resulta sencillo, igual que el film en conjunto. Nada destaca si lo analizamos desde un punto de vista puramente cinematográfico. Pero hay que contar con un detalle muy relevante: ¿es necesario en este contexto? Yo creo que no. Ya vemos lo complicada que es la situación cada vez que encendemos la televisión y ponemos las noticias para saber qué podemos o no hacer. La película de Norberto Ramos del Val solo pretende hacernos pasar un buen rato, entretenernos, que veamos una historia cómica en el contexto en el que nos encontramos, para que veamos que así también se puede.

Nos habla de la incapacidad que tenemos de comunicarnos en muchas ocasiones, ya que esto pasa con la mayoría de los personajes. La historia de amor no es la más romántica del mundo, y aunque se presenta de un modo que a mi me costó compartir, una vez empieza el despropósito cómico, todo respira del mismo aire y se compacta maravillosamente. Lo mejor, para mi, es el ensayo que hacen los autores sobre la creación, sobre la inspiración, sobre cómo nuestras experiencias cambian las obras que escribimos. El final de la cinta, como creador, me ha llegado de una manera divertida y fresca.

Al final lo relevante queda latente, supura por la herida que la pandemia está dejando: tenemos que cuidarnos, esto está pasando, pero nuestra línea temporal sigue para adelante, y la medicina del cine existe. Sentarse delante de la pantalla, en la comodidad de nuestros hogares y dejarnos llevar por una situación absurda, reírnos de todo y todos. Reírnos de nuestras imperfecciones. Con cada carcajada alejamos un poco más los nervios y las preocupaciones: es una manera muy sana de gritar ¡Ni te me acerques!

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Desde pequeño llevaba las cintas de VHS al salón en vez de usar juguetes. Crecí viendo cine, estudié realización y guion. Comparto el cine, mi estilo de vida, en CasadoConElCine. Una película no acaba en la pantalla, continúa en la conversación que crea.

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