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Críticas de cine

Pacifiction: provocación premeditada

Albert Serra firma uno de los ejercicios cinematográficos más provocativos y estimulantes del año.

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3.5/5

Pacifiction llega a Filmin tras su exitoso recorrido en festivales y circuitos comerciales.

El siempre polémico Albert Serra se encarga de dirigir la cinta. El reparto, encabezado por Benoît Magimel, lo componen nombres como Pahoa Mahagafanau, Marc Susini, Matahi Pambrun, Alexandre Mello, Sergi López o Cécile Guilbert, entre otros. El proyecto es una coproducción Francia-España-Alemania-Portugal y la distribución corre a cargo de Filmin.

Trailer y sinopsis de Pacifiction

TRAILER DE PACIFICTION | LES FILMS DU LOSANGE

En la isla de Tahití, en la Polinesia Francesa, el Alto Comisario de la República, De Roller, representante del Estado francés, es un hombre calculador de modales impecables. Tanto en las recepciones oficiales como en los establecimientos ilegales, no deja de tomar el pulso a una población local cuya ira puede despertarse en cualquier momento. Y más aún cuando un rumor se instala: parece haberse avistado un submarino, cuya presencia fantasmal podría anunciar una reanudación de los ensayos nucleares franceses.

Crítica de Pacifiction

Pacifiction podría catalogarse como una suerte de acto ególatra de dimensiones titánicas. Un capricho intelectualoide que canaliza de algún modo la verborrea incansable del autor que lo compone. Si, esta obra se podría considerar, como mínimo, pretenciosa y obstinada. Sin embargo, son los manifiestos indomables los que dotan de vida a un medio algo aletargado, sobresaturado de piezas huecas alejadas de la expresión artística, basadas en el puro artificio. La fiereza de un alegato cinematográfico de estas proporciones es capaz de crear mil y un estímulos, todos ellos intencionados e incisivos.

A pesar de su aparente forma disruptiva, el caos es controlado, es su naturaleza insumisa la que se atreve a alzar la voz y erigirse en forma de desafío audiovisual, capaz de poner en jaque incluso a los espectadores más experimentados. Como mencionaba hace unos meses en la crítica de la superlativa Memoria, dirigida por Apitchapong Wheresethakul, el séptimo arte puede adoptar distintas formas. Si así se le antoja, puede llegar a transformarse en un reto tan estimulante como exigente, el cual necesita de cierta capacidad analítica para ser superado.

La contemplación (o la observación) requieren de un nivel de concentración elevado, algo que suena lejano en un momento en el que el lenguaje predominante lo formulan TikTok y la ansiedad propia de la inmediatez del contenido. Este supuesto salto de fe es el que Albert Serra le solicita al público a la hora de adentrarse en su filmografía. El ritmo que marca el compás de su tratamiento visual es de tempo pausado y reflexivo, desprovisto de la velocidad espídica del consumo de imágenes actual. Todo orbita sobre un sencillo, pero olvidado gesto, el de participar activamente, mirar con atención e interés. Hay algo irónico en que sea tan provocativa la existencia de la necesidad de una implicación real por parte del vidente.

En el país de los ciegos, el tuerto es el rey

Pacifiction está localizada en una especie de oasis paradisiaco, propicio entorno para prácticas como la evasión fiscal, la lujuria física y el desenfreno más desbocado. Este reino lo frecuentan seres abnegados de forma humana, cáscaras sin alma que empinan el codo y mascan fruta ácida durante el día y que vagan con nocturnidad por los clubes de alterne a partir de medianoche. Sus objetivos, egoístas e interesados no van más allá de la gula y el deseo de poder y control, ese que desestabiliza incluso los corazones más nobles.

El todopoderoso De Roller (Benoi Magimel) es el rey tuerto en este país de ciegos. Su traje, tintado de un blanco impoluto, salpica privilegio y soberbia. Sus vínculos, pervertidos y entrelazados en zigzag como símbolos de dólar, sólo alimentan su ambición desmedida.

Las negociaciones se juegan como partidas de ajedrez sobre lujosos tableros confeccionados a mano. Las piezas cromadas, ralentizadas por su propia vanidad, se deslizan a duras penas entre casillas. Cada movimiento es una apuesta volátil en favor del beneficio monetario, obviando sin compasión la mísera existencia de cualquier elemento que no tenga algún tipo de valor bursátil en bolsa.

El bamboleo de las olas del mar, el viento que agita las palmeras, la lengua nativa y el francés son los únicos sonidos que surcan los páramos recónditos del lugar. Nada más. Nosotros, en absoluto silencio, juzgamos como voyeurs la intimidad de estos personajes exóticos y trasnochados. Quizá, y sólo quizá, nosotros también participamos activamente en esta provocación premeditada.

Conclusión

Albert Serra diseña un microcosmos húmedo y caluroso en el que hay un lenguaje propio, ajeno a la precariedad externa, más cercana de lo que pudiera parecer. La cámara no apunta hacia las estrellas del firmamento de este extenso oasis sino que filma sin pudor los instintos depredadores de cuervos enfundados en camisas hawaianas.

Pacifiction es una de las obras más interesantes y polémicas de un director amante de la provocación. Estimulante a nivel creativo, cautivadora como pocas a nivel analítico. Cine en forma de desafío, de juego íntimo entre obra y espectador. Indispensable.

Crítico de cine, realizador audiovisual, coleccionista y analista de la temporada de premios.