Críticas de cine
Crítica de Spider-Man: No Way Home sin spoilers
Marvel se lanza al multiverso y hace historia con una entrega épica.

Todo será diferente a partir de ahora. La trilogía del trepa muros interpretada por Tom Holland y dirigida por Jon Watts llega a su fin con Spider-Man: No Way Home, convirtiéndose en la más esperada de las tres. Y con razón. Las expectativas no eran tan altas desde Avengers: Endgame (2019). Un hype difícil de superar hace dos años. ¡Y maldita sea! ¡Qué equivocados estábamos! Los últimos meses se han convertido en un despliegue imparable de teorías, tráilers, imágenes falsas, filtraciones, momentos incómodos en entrevistas a los actores… Y la pregunta definitiva es: ¿Ha merecido la pena? ¿O nos llevaremos las manos a la cabeza?
Tranquilos, la respuesta está en las salas de cine. Mientras tanto, sed bienvenidos a una crítica de Spider-Man: No way home, libre de spoilers.
Sinopsis de Spider-man: No Way Home
Por primera vez en la historia cinematográfica de Spider-Man la identidad de nuestro héroe de barrio de 17 años es revelada al mundo entero, poniendo en el ojo público su vida y la de sus seres queridos. Las amenazas y caos que persiguen a Spider-Man le cuestan a Peter, MJ y Ned (a los que la prensa apoda como sus cómplices) su entrada en la universidad. Incapaz de quedarse de brazos cruzados viendo cómo les arrebatan su sueño a sus amigos, Peter le pide a Doctor Extraño que restaure su secreto. Doctor Extraño, que lleva sobre los hombros el peso de la decisión que acabó con la vida del mentor de Peter (Tony Stark), es conmovido por su petición y acepta ayudarle.
Doctor Extraño consigue contener el hechizo antes de que un número infinito de visitantes consigan atravesar, pero desafortunadamente para Peter, los que sí lo consiguen son sus enemigos de otros universos. Peter deberá entonces enfrentarse a los peores villanos con los que Spider-Man haya luchado en cada universo mientras intenta proteger su futuro con MJ y Ned. En esta poderosa culminación de la historia original de Peter Parker, veremos cómo los héroes de verdad hacen duros sacrificios diariamente para ayudar a los demás.
Crítica sin spoilers de Spider-Man No Way Home
La maquinaria Marvel funciona. Hay que admitirlo. Su juego siempre ha consistido en fidelizar al cliente. Un plan que comenzó en 2008 con Iron Man y su escena post créditos (“Estoy aquí para hablarle de la iniciativa Vengadores” y que, desde entonces, ha ido tejiendo un universo en expansión que nos permitía salir del cine y seguir disfrutando hasta el estreno de la siguiente película. Y es que en ese hueco entre producción y producción es donde surgen las teorías más locas de los fans, algo que ya forma parte de lo que es Marvel. Uno de los mejores ejemplos de ello es Spider-Man: No Way home. La verdad es que ha sido divertido especular tanto tiempo, y ahora por fin tenemos las respuestas a tantas incógnitas.
La prueba ha sido superada con creces en una tercera entrega llena de emoción y sorpresas. No era tarea fácil salir airoso de una premisa que hace diez años habría sido impensable. Además, la historia permite el lucimiento de todos sus personajes. La magnitud de los eventos que se plantean podría habernos saturado, pero el director Jon Watts logra crear una armonía narrativa en medio de todo ese caos.
Pero por muy grandilocuente que suene todo, esta es una historia sobre las decisiones que debe tomar Peter Parker. Su personaje está definido de forma que permite que la trama avance. Sus decisiones se vuelven cruciales y hay cierto disfrute en verle sufrir. Siempre ha danzado entre el adolescente loser y torpe pero, al mismo tiempo, también entrañable. En las dos anteriores entregas su conversión a héroe o el descubrimiento del primer amor copaban la historia. Aquí la tragedia interna envuelve el traje de Peter.
Que el triste final de Infinity War (2018) sea de los más recordados del UCM es por esa necesidad de ver nuestro sufrimiento reflejado en el otro. Necesitamos ver los puntos débiles de los ídolos para crear esa conexión. Esta idea ha sido siempre una constante en Spider-Man, donde la empatía con el público residía en sus debilidades más humanas. Y aplaudo que No way home abrace el drama en varias ocasiones.
Pero calma, hay suficiente espacio para el humor en sus casi 150 minutos de duración. Y aquí tengo que darle otro punto a su favor. Los chistes están escritos con dinamismo, os aseguro que os vais a reír. Se podrían desechar un par de chascarrillos marca de la casa pero por lo general, funcionan. Los personajes están definidos por su condición. No tienen un entramado de capas complejo, es cierto. Pero cada chiste que lanzan está fuertemente ligado a su personalidad. Y los guionistas son conscientes del tipo de fans que han creado, devolviéndonos la pelota en más de una ocasión.
En definitiva

Spider-Man: No way home oscila entre el drama y un humor súper efectivo. Pero a este carrusel de emociones imparables no se le puede recriminar la falta de sorpresas. Lleno de momentos que generarán más de un aplauso en el cine. Tom Holland nos ofrece quizás la segunda mejor película de su trilogía. Su amplia dependencia de lo que se ha contado anteriormente le resta puntos. Pero la filigrana les ha salido bien finalmente y aunque parte del público pueda perderse entre tantos guiños u homenajes, No way home acaba siendo todo un disfrute con un enorme corazón.

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