Surge: la explosiva travesía de Ben Whislaw

Las cosas se pueden torcer en un único segundo. Pero el contexto y los antecedentes son siempre importantes. En el debut de Aneil Karia con Surge, conocido por sus trabajos en series como Pure y Top Boy, el frenético viaje interior y exterior de su protagonista nos transporta a una de las experiencias más impactantes del momento.

Un protagonista complejo y difícil

Joseph trabaja en el aeropuerto, cacheando a la gente en los controles de seguridad. Ya desde el principio vemos cómo hace su trabajo sin pestañear, lo cual deshumaniza los pasajeros que pasan por sus manos. Pero minutos después, le vemos en su vida cotidiana, en la que otros le deshumanizan a él: vecinos, familia, compañeros… Algo le hará click, y los cambios en su vida llegarán inmediatamente. El momento en el que esto ocurre, aunque rodeado de una atmosfera extraña y opresiva, es sin duda satisfactorio.

Surge tiene un protagonista claro, y este está interpretado por Ben Whislaw. Es importante en un film de estas características que su actor principal tenga el suficiente talento para echarse los 100 minutos a la espalda y ofrecer algo fresco a cada momento. Una película en la que vemos al protagonista desfilar, reaccionar, caminar, perder la cabeza, necesita un actor que ofrezca matices a cada dialogo o acción que lleve a cabo. Ben, que es un actor camaleónico que ha actuado en películas como I´m not here, Langosta o Paddington, nos brinda un personaje memorable.

Una realización con un propósito claro

La mente es algo muy grande, complejo y a veces oscuro. Una de las grandes tareas del cine ha sido siempre explicar ciertas corrientes de pensamiento y desde luego ciertos momentos humanos difíciles de trasladar a una pantalla. Desde luego el cine tiene recursos en su propio lenguaje para hacer esta tarea más sencilla, y cuando se hace el esfuerzo de aprovecharlos, se agradece.

Sin duda Surge lo hace, y es una de sus mayores virtudes. Es más importante comprender cómo se siente Joseph, que la comodidad del espectador ante la pantalla. Es mejor que la cámara en mano se anteponga a planos estilizados y bonitos, ya que el mensaje que se persigue tiene que ver más con lo primero que con lo segundo. Para ello, el film empieza casi con un plano de documental en el que vemos a Joseph apareciendo entre la multitud del aeropuerto, incluso permitiéndose un pequeño zoom. Esto nos contextualiza a la perfección.

Para sentirnos parte de la vida del personaje, para que quede claro que es el protagonista y que le vamos a seguir a lo largo del metraje, la cámara se sitúa en muchas ocasiones detrás de él, por lo que vemos sus hombros y su cabeza. Todo lo que vemos tiene un propósito, nada es aleatorio. En casa de sus padres, mientras montan un mueble, los planos son cerrados y con demasiado movimiento, incluso el enfoque cambia mientras somos testigos de ello. Después, mientras cenan, la cámara está más tranquila, por dos motivos: la mente de Joseph está más tranquila, y es la calma que precede a la tormenta, una tormenta que no tardará en llegar.

La metáfora que se inquieta bajo la superficie

Que la acción de Surge transcurra en una gran metrópolis como los es Londres no hace más que dejar claro el mensaje de la película. El momento en el que vemos cuál es el trabajo que el personaje interpretado por Ben Whislaw lleva a cabo nos queda claro que esto va de agobio. Que va del poder que tiene una gran ciudad de hacerte sentir insignificante, de anularte, de perderte entre todo lo que ello conlleva.

Aneil Karia ha explicado que esto ocurre ya que somos millones de personas que vivimos apelotonadas en este sistema frío, despiadado y agotador. Que es una mezcla constante de ansiedad e inhumanidad. El sistema moderno no le resulta un lugar afable ni acogedor en el que vivir. Y desde luego estos pensamientos los vemos en la película. La odisea que el protagonista sufre únicamente para dejarle a punto la televisión a una amiga suya, es increíble. Un hecho tan sencillo como comprar un cable se le torna complicadísimo, y entre risas y mal humor, con una frustración que compartimos con él, acaba llevando a cabo acciones que aunque descabelladas, ponen encima de la mesa lo que una situación así puede acarrear.

Los planos secuencia como carril principal

Aunque encontramos cortes y muchos tipos de planos, el plano secuencia es otro de los protagonistas de la película. La odisea en la que Joseph trata de conseguir el cable, y va moviéndose de tienda en tienda, está narrada de esta manera, en la que el actor aguanta y ofrece mucho en un plano secuencia en el que únicamente le vemos caminar. La cámara a veces es caótica, a veces le vemos la espalda, y después nos movemos para ver sus expresiones, y sabemos lo que está pensando. Sin duda los movimientos bastos tras una acción concreta nos trasmiten sentimientos, pero también el entorno desenfocado y el sonido de la ciudad nos contextualizan mucho.

La violencia está siempre presente, aunque no sea la física, aunque también la encontramos. Un accidente de coche y una pelea que ocurre después son los momentos más realistas y brutales del film. Pero también hay sexo y momentos íntimos. Todos dentro de la narración a través del plano secuencia, que nos hace ser testigos de todo lo relevante del momento. Y a veces, de lo que parece que no lo es, también. Pero es que un momento catártico como el que vive el personaje está lleno de contrastes.

El final de Surge invita a la reflexión

Todo podía llegar a una conclusión trágica, ya que el protagonista de Surge es sin duda carne de drama, pero la película va más allá, y sacrifica lo que podía ser un momento efectista, para darle al film una pausa para la reflexión más necesaria. La metáfora que estaba todo el rato detrás de la acción principal, sale a la superficie para hacernos ver que no todo es como pensábamos en un primer momento, que hay más matices, y que los personajes no son como podían parecer. La situación final nos hace pensar continuamente en cómo nos afecta la sociedad que Aneil Karia exponía en sus declaraciones. Qué podemos hacer para salir de ella, y qué significan las personas que se salen un poco de ella.

A mi me ha hecho pensar en los matices del bien y del mal, de la moral, de las decisiones que a priori parecen erráticas y absurdas, y aunque las consecuencias sigan siendo las que son, a que tal vez deberíamos mirar más allá y tratar de comprender a todo el mundo, por muy difícil que se nos haga.

Surge merece un visionado

El debut de Aneil Karia tiene la suficiente fuerza como para ser una película con muchos elementos memorables. La realización es coherente con el relato y el tema que trata, cosa que es menos habitual de lo que parece. Crea una tensión sin recurrir a los mecanismos más utilizados. La película es entretenida y a pesar de tener un ritmo complicado, no se hace pesada en ningún momento.

El peso recae sobre los hombros de Ben Whislaw, y lo soporta sin problemas: construye un personaje complejo, con el que empatizamos, del que sentimos lástima y miedo al mismo tiempo. Un personaje que celebra cosas que es raro que celebre, que está sumido en un pozo oscuro, pero que cuando intenta salir de él, aunque sea de una manera escalofriante, nos alegramos.

Una película construida sobre cimientos claros, con un saber hacer y con un respeto por el medio y la historia creada. Una película que la sociedad debería de ver y plantearse si es sano que nos tratemos como lo hacemos, que podamos ver más allá de nuestros ombligos y ver a personas como Joseph, que no soportan la soledad que conlleva vivir entre tanta gente.