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Críticas de cine

Vuelta al insti: Un chiste demasiado largo

Rebel Wilson protagoniza esta comedia adolescente sobre el paso a la edad adulta y sus consecuencias emocionales

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1/5

El veterano de la televisión Alex Hardcastle, debuta en el largo con Vuelta al insti, una sátira descafeinada de Netflix en forma de comedia sobre una treintañera que vuelve al instituto tras estar veinte años en coma.

La actriz cómica Rebel Wilson, a la que vimos en la serie de películas Dando la nota o en la fantástica Jojo Rabbit de Waititi, protagoniza esta comedia adolescente sobre el paso a la edad adulta y sus consecuencias emocionales.

Estirando el chicle

TRÁILER DE VUELTA AL INSTI | NETFLIX

La premisa inicial nació ya sin recorrido. Todo el humor de Vuelta al Insti gira sobre el mismo tema. Una mujer de casi cuarenta años comportándose como una adolescente.

Imaginamos una reunión de gente con traje en la que uno dice: lo tengo, una señora madura haciendo el idiota como si tuviera diecisiete años y todos aplauden entusiasmados.

Suceden dos cosas. La primera es que esa única idea por sí sola no da para casi dos horas de metraje. La segunda, es que cuando una cosa así no tiene demasiada gracia, corres el riesgo de provocar momentos de vergüenza ajena como sucede en algunas escenas.

Uno tiene la sensación de que el equipo de la película se lo pasó genial durante el rodaje. El problema es que esa diversión no es capaz de llegarnos al otro lado de la pantalla.

Vuelta al insti y su sátira sin riesgo

La película de Hardcastle intenta aprovechar el guion de Knauer, Pielli y Scott Jones para criticar una sociedad donde lo virtual prima por encima de lo personal.

Una persona que despierta de un coma para descubrir que ahora los seguidores en las redes sociales son más importantes que los amigos en el mundo real.

Un mensaje tan manido ya que nos sorprende que se siga usando. Sobre todo, cuando no aportas nada nuevo ni en la idea ni en la forma de enfocarla. Hardcastle navega por terreno conocido y a parte de algunos chistes sexuales que ya no escandalizan a nadie, todo es predecible desde el primer minuto.

La película navega entre un humor irreverente dirigido a los adolescentes y unos mensajes complacientes de señor mayor con rancia moralina. Al final, no contenta ni a unos ni a otros y la película se hunde en el triángulo de las Bermudas en el que mueren todas las producciones que no tienen claro a qué público van dirigidas.

A vueltas con la popularidad

Si el poco original ataque a las redes sociales no fuera suficiente, Vuelta al insti nos habla también sobre la popularidad y la presión adolescente en la etapa escolar.

En este aspecto, la película parece un corta pega de otros millones de cintas de institutos que hablan sobre el mismo tema. De hecho, la trama discurre por caminos tan transitados por los espectadores que funcionaría igual si la protagonista fuera de verdad una adolescente y no una adulta pretendiendo serlo.

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Vuelta al insti | Imagen cedida por Netflix

Hay macizos como el que interpreta el Kevin Pearson de This is Us, Justin Hartley; la popular malvada, Zoë Chao; el empollón, Sam Richardson y la amiga que no encaja, Mary Holland. Todo lo que uno espera, sin excepciones.

Además, el supuesto crecimiento personal que recorre la protagonista es el mismo que el de cualquier adolescente en cualquier película de institutos estadounidenses de la historia. Una evolución en la que descubre el valor de la verdadera amistad, el sinsentido de intentar ser popular y lo importante de ser uno mismo a pesar de todo. ¿Os suena?

Las películas de este género son tan abundantes que hasta tienen su propia película paródica que explota todos esos estereotipos, la espantosa No es otra tonta película americana (Another teen movie. Joel Gallen. 2001).

Nuestra valoración sobre Vuelta al Insti

Vuelta al insti de Alex Hardcastle nace trasnochada. Ni siquiera la novedad de colocar en un instituto a una treintañera que ha estado en coma durante veinte años justifica la existencia de esta película.

El guion es predecible, los personajes estereotípicos y el tipo de humor irreverente que propone dejó de funcionar en los años noventa.

Tras ver la película, uno se pregunta si en realidad los que han estado en coma durante veinte años son los responsables de esta atrocidad.

Nacido en Las Palmas. Licenciado en filología inglesa. Autor del libro de relatos "Siluetas" y de las novelas "Las sombras que fuimos" y "Los alterados". Cocreador de la página de cine B Entre ninjas y lagartos. Actualmente reside en Maine (EEUU)